¿Te ha pasado que aunque sabes que cierto hábito o actividad te hace mal, cuando te das cuenta estás de nuevo repitiendo lo mismo que te prometiste no volver a hacer?
Bien, esto me pasó a mi durante varios días seguidos la semana pasada. La fantasía de que el tiempo del que disponía no era suficiente, sumado a una apretada agenda de compromisos se combinaron para despertar en mi a la Maru altamente orientada a resultados que busca estirar sus umbrales de cansancio y resistencia.
“La cabra tira pal monte”, es un dicho de mi natal ciudad Maracaibo, que perfectamente me auto apliqué al reflexionar sobre mi experiencia. Aunque el uso de esta expresión generalmente se coloca en un contexto negativo, yo quiero usarla como una forma de recordarme que hay una naturaleza en mi de la que continuamente aprendo.
Aceptar que nuestras cualidades pueden tener tanto su lado luminoso como oscuro, es hacernos conscientes de que en momentos críticos, la parte oscura de una cualidad puede hacer su aparición sin casi darnos cuenta hasta que algunas consecuencias indeseables aparecen. En mi caso la alta orientación a resultados es una cualidad que puede en ocasiones sobrepasar mi capacidad de crear experiencias de disfrute y placer mientras me acerco a una meta.
Afortunadamente, el cansancio en mi cuerpo, y la dificultad de sincronización y entendimiento con ciertas personas….. y hasta un par de baches tecnológicos fueron las señales inequívocas de que había tomado un camino inadecuado para mi, y de que toqué el lado oscuro de mi orientación a resultados.
Reconocernos cuándo nos desviamos de la forma que creemos es la que nos hace mejor para alcanzar metas, es el primer paso para regresar a nuestra paz. En mi caso, regresar a mi paz significa, completar mis rutinas matutinas sin prisa, tomar un desayuno que me nutra antes de empezar a trabajar, parar de leer o escribir cuando siento mis ojos cansados o piernas tensas, tomarme una tarde o un día libre de agenda si así lo siento.
“Saber que tienes la tendencia a actuar de determinada manera, no es suficiente para que no vuelva a suceder”
Una semana con actividades físicas suspendidas (ejercicios), falta de concentración para entender o captar lo que un cliente o colega te dice, dificultad para manejar desde la calma el que la tecnología no te ayude, pobre concentración para responder emails o leerlos, pueden ser ejemplos de situaciones que nos dicen silenciosamente: “regresa a ti”.
Algunas personas asumen como normal la presencia del estrés como medio para crear y dar resultados. Para mi si el estrés está relacionado con esa energía extra que le pones a lo que haces, y eso implica actuar desde la alegría de estar cerca de un resultado que te engrandece y expande, estamos hablando de un estrés positivo. Por el contrario, si el tipo de estrés con el que te has obligado a funcionar es del tipo, “voy a colocar todo mi esfuerzo, hasta llegar al límite y no poder más” y a eso lo llamo productividad, sin duda hemos tocado la dimensión de estrés negativo.
Otra forma común de vivir el estrés negativo es dejarte controlar por las voces de autocrítica que dicen: no está bien, está difícil, tiene que salir perfecto….. estos diálogos, sin duda, crean una experiencia emocional de acercarte a tu meta cargada de tensión y hasta de miedo.
A continuación algunas señales que pueden servir para detectar que hemos tomamos el camino del estrés negativo:
La buena noticia con relación a las señales anteriores es que al estar suficientemente atentos a nosotros mismos “Siempre podemos volver a elegir”.
¿Cómo deshacernos del estrés negativo asociado a la alta orientación a resultados?
Deseo que esta lectura te invite a mirar las dos caras de la moneda de la cualidad “enfoque a resultados”. Compárteme aquí en el blog, como le haces para “volver a elegir” cuando tus acciones se enfocan en el lado oscuro de esta cualidad, u otra cualidad que en su versión menos luminosa te separa de tu paz.
En la foto de este post uno de los espacios favoritos de mi casa sonde suelo relajarme y tomar mi té.
¡Éxitos!
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo
2 Comments
Para mí cuando estas situaciones llegan, lo mejor que puedo hacer es despegarme de todo. Dormir, leer o inclusive oír música me hacen regresar y ser yo, nuevamente.
He pasado por ello muchas veces pero, debo confesar que desde que decidí cambiar mi estilo de vida, ¡otro gallo cantó!
Hoy en día, realizo mis actividades de una manera agradable, habiendo hecho antes cosas que me gustan; por ejemplo, tomar mi café mañanero y/o revisar mis redes sociales y luego, me conecto con lo que debo hacer pero lo hago con energía.
Inclusive, si ya mis hijos se han levantado (yo suelo hacerlo temprano), primero los disfruto a ellos y luego me conecto con lo que debo.
En honor a la verdad, no era así siempre. He ido aprendiendo de muchas personas a quienes admiro y respeto, he leído mucho al respecto, y lo más importante, tengo ganas de cambiar viejos hábitos aunque de algo estoy claro: la cabra siempre tira pa’l monte…
Cuando pase, ya se lo que debo hacer… (inserte buen sentido del humor a este último comentario)
Buenas lectura, Maru.
Muchas gracias por tus publicaciones. Son muy útiles.
Un abrazo grande.
Justamente me acaba de suceder…..si es cierto “la cabra tira pal monte”. Problemas con internet, necesidad de realizar y entregar un trabajo urgente……por más que intenté, fue prácticamente imposible.. Me rebasó el “el tengo que………”
Concluí: No hay nada más importante que yo misma
Que con lo que no se puede, entregar, dejar pasar y fluir.
Utilizar el el tiempo en otra cosa.
Somos eternos aprendices.