Aprender a navegar los días en los que nuestra energía, vitalidad y enfoque no está disponible para nuestro plan de trabajo, es parte de un proceso de auto-descubrimiento continuo.
Liderar un equipo, un proyecto o un negocio, inevitablemente nos colocará en la posición de aprender a sacar lo mejor de nosotros mismos independientemente de nuestras circunstancias internas (como me siento) o externas (que tan exitoso estoy siendo/resultado).
Medir nuestros progresos conforme a los resultados tangibles deseados, el nivel de respuesta o aprobación de quienes nos rodean, o nuestra propia capacidad para vivirnos optimistas diariamente, puede ser un arma de doble filo.
¿Cómo superar los momentos o días de flojera?
Es una pregunta que puede tener variadas respuestas según el momento de vida en el que te encuentres. Ahora mismo para mi (7 meses de embarazo), realizar trabajos que demandan concentración intelectual o creatividad por las tardes es una misión perdida antes de iniciar…. intentar luchar con esa falta de energía por regla general me colocará en una situación de auto-crítica, auto-exigencia y poco placer mientras hago cosas que me gustan.
Superar la flojera de actuar tiene que ver con:
- Escuchar lo que necesitamos. Para quienes estamos hambrientos por lograr metas, el don de la persistencia en detrimento de nuestras necesidades más primarias puede ser el peor enemigo. Entender lo que necesitamos darnos para sentirnos relajados, plenos y creativos es una tarea previa para activar nuestra fuerza de voluntad o luchar con la flojera que puede hacer que nuestro cuerpo pese toneladas.
- Revalorar el nivel de importancia que esto que quiero tiene para mi. Hay metas o ambiciones que por alguna razón en el camino de acercarnos a ellas pierden su brillo. Estar atentos para diferenciar entre los momentos de cansancio o incertidumbre naturales al acercarnos a algo nuevo, y la pérdida de pasión y auténtico interés, es una respuesta que puedes encontrar sólo si estás dispuesto a crear pausas contigo, a aceptar ir más lento, a relacionarte y escuchar lo que la flojera viene a decirte.
- El tamaño de mi ambición. Una y otra vez he descubierto como la falta de energía, entusiasmo o flojera no proviene de la pérdida de interés en mis metas y si del nivel de rigurosidad y rapidez con el que quiero alcanzarlas ¿Te ha pasado?. Aquí te comparto dos formas en las que me doy cuenta que tomé este camino: me comparo constantemente con personas que están al “top de su juego” preguntándome cuándo será que yo llegaré allí….. otra manera es la dificultad de verme en todos los progresos, y pequeños pasos ya avanzados, y como estos fortalecen mi acercamiento a un propósito mayor.
- Mi espiritualidad. Aceptar que hay momentos en donde lo mejor que tengo es “no se que hacer”, y no desesperar en la incertidumbre, es algo que podemos resolver conectando con nuestra espiritualidad. Hacer una pausa para pedir ayuda a dios, tus ángeles, la virgen, o cualquier entidad más allá de nosotros, es una forma de rendirnos a nuestros límites y saber que no estamos solos, y nunca lo estaremos. En términos prácticos, iniciar el día fijando una intención puede tomar la forma de repetirme a mi mismo: “Hoy quiero conectar con más claridad”, “Hoy pido guía para escucharme y tomar decisiones que me traen paz”, “Hoy escucharé mis deseos como amigos consejeros y no como recordatorios castrantes”, “Hoy estaré atento a recibir señales que me muestren el camino que me corresponde tomar”.
“Vivir la flojera como un aliado y no como un motivo para criticarnos implica quebrar el viejo paradigma de productividad en el que nuestro sentido de valor personal queda secuestrado por nuestro hacer y en consecuencia nuestro SER se opaca”
¿Y tú…. cómo superas o navegas los momentos o días de flojera? Compárteme que resonó contigo de este post y que te resulta útil cuando tocas el territorio de la flojera. Escríbeme a mi correo: coach@marugarcia.com…… y no dudes en compartir a quien creas le puede ser útil.
¡Éxitos!
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo