¿Recuerdas la escena de la película “Mejor Imposible”, con Jack Nicholson (Melvin con trastorno obsesivo-compulsivo) y Helen Hunt (Carol madre soltera) cuando llegan a un restaurant elegante para compartir una cena romántica?
Sin duda, esta película es una de mis favoritas, no sólo por lo magistral de las actuaciones sino por como nos recuerda que independientemente de padecer un trastorno obsesivo-compulsivo, a todos nos puede pasar el ser TORPES a la hora de compartir nuestras percepciones o ideas con otros, y la realidad es que muchos necesitamos incluso entrenarnos para ser conscientes del impacto que nuestras palabras tienen y cómo hacen sentir a quienes nos rodean.
Ya sea por encontrarnos cansados, irritados o por incapacidad, lo que decimos crea estados emocionales en otros y cuando el enfoque es continuo hacia la crítica y falta de reconocimiento, esto se vuelve un espiral que toma fuerza para crear relaciones donde reina la lucha y la falta de empatía.
¿Te ha pasado que sin intención dijiste algo que hirió a una persona querida?
Creo que a todos nos ha pasado ¿cierto?, y mi objetivo al invitarte a reflexionar sobre tu habilidad para dar reconocimiento no es el que recuerdes todas las veces en las que has sido torpe compartiendo tu opinión, más si que identifiques como puedes compartir con otros lo que observas que te agrada y que aprecias y con ello construir relaciones basadas en la armonía y la confianza.
Dar un cumplido sin ninguna razón más que por el placer de darlo, no sólo transmite autenticidad sino que crea en el otro emociones de placer y alegría. Por otro lado, dar un cumplido es una habilidad como cualquier otra que puedes aprender y que requiere práctica.
A continuación algunos tips para reforzar tu capacidad de dar reconocimiento:
- Que no te de vergüenza. Está atento a las cosas que pasan a tu alrededor que te gustan o generan admiración. Dar cumplidos a desconocidos para algunos puede ser más sencillo que hacerlo hacia personas queridas o cercanas. Si ves algo que te gusta ¡DILO!….empieza con esta intención.
- Se específico. Describir lo más detallado posible lo que el otro hizo que te provoca admiración o que te gustó, es la manera más clara para dar un cumplido. Muchas veces nos enfocamos en exceso en como me sentí “YO” con lo que el otro hizo, lo cual puede ser halagador para el otro, pero OJO, no perdamos de vista que el reconocimiento es para el otro y no para desahogarnos de cómo nos hizo sentir. Específica lo que sea que hizo el otro para hacerte sentir de determinada manera.
- Respeta tus emociones. Forzarte a dar un cumplido cuando te encuentras irritado o no te es fácil ver una cualidad, conducta o acto para reconocer no es un buen negocio. Recuerda que gran parte de nuestra comunicación es emocional y cuando das un cumplido desde la fatiga y el cansancio, o desde una emoción inadecuada (coraje, miedo), el otro lo notará y perderá credibilidad tu cumplido.
- No se trata de hablar bonito. Dar un cumplido no es como dicen en México “darle por su lado al otro”. Dar un cumplido implica ser más agudo en nuestra observación de esa persona con quién queremos crear más conexión y pescar actos y momentos auténticos para reconocer.
- Se más observador. Ser un observador más consciente es una habilidad necesaria para dar reconocimiento, dado que los reconocimientos más poderosos son los que puedes relacionar con hechos concretos observables.
Articular con nuestro lenguaje cumplidos o reconocimientos para otros es una forma no sólo de crear conexión sino de recrear emociones de alegría mutua y de fortalecer vínculos de confianza.
Para despedirme te dejo con esta pregunta:
¿Cuáles relaciones en tu vida requieren de ti que des más reconocimiento?
Si tienes alguna anécdota o historia relacionada con tu aprendizaje para dar reconocimiento compártela, será una forma de animarte y animar a otros con su propio proceso de aprendizaje.
Si lo que leíste te hizo bien, compártelo con quién creas puede beneficiarse de esta lectura, y déjame tus comentarios aquí abajito.
¡Éxitos!
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo
2 Comments
Más que una anécdota, me pasa que cuando doy cumplidos a personas, se quedan asombradas porque sencillamente, no los estaban esperando. Ayer no más, al regresar con mi hijo de pasear a nuestro perro, le comenté a un vecino que “no conozco”, lo mucho que me gustaba lo que él estaba haciendo por la naturaleza (estaba sembrando plantas en una jardinera común). Él me miró sorprendido, sonrió y me agradeció las palabras… Mi hijo me sonrió y seguimos caminando…
¡Me fascina este tema de dar cumplidos! A mi esposa le gustan, a mi mamá le fascina que vaya a comer a casa porque dice que siempre tengo algo bueno que decirle acerca de la comida… : ) Y, de verda, su comida suele ser muy buena… No engañaría a alguien diciendo cosas que no siento…
La escena de la película me sorprendió porque no es nada distinto de lo que puede suceder si no cuidamos nuestras emociones y palabras cuando decimos cosas a los demás. Estimo que será un muy buen ejemplo para usar en mi próxima EDA, te agradezco su uso y la relación con el tema, Maru.
Ya mismo voy a compartir este artículo porque se que lo disfrutarán al máximo.
¡Feliz lunes!
Si Maru, si me ha pasado……..he dicho palabras que sin sentirlas, hieren al ser querido………recogerlas luego es casi imposible!! Ya el cristal se fracturó.
Lo que hace falta es reconstruir, lo siento como un tejido al que se la va un hilo, es tomar el hilo con delicadeza, llevarlo hasta su lugar y con un nudo fuerte, impedir que se suelte de nuevo.. Eso es lo que hay que hacer con las palabras y los gestos, sentidos agradecidos y reconocidos…
Es dar un giro de 180 grados, que permite que el tejido de las relaciones se mantenga, suave, delicado y firme como la telaraña de las arañas…….
Todos ponemos nuestro mejor esfuerzo y que otro lo vea y lo reconozca es lo más estimulante y gratificante que hay…
Aplausos para mi!!!!! Aplausos para ti !!!