¡Ya soy Mamá!

La semana 40 había llegado y con ella la fecha prevista para el nacimiento de mi bebé. Sentirme enérgica y con entusiasmo para iniciar el proceso de parto en cualquier momento era parte de mi humor, mismo que se fue tornando en nerviosismo una vez que el bebé se tomó 2 semanas más de la fecha pautada para elegir nacer.

Sentirme bien en general me permitió tener la confianza de que mi cuerpo trabajaba en armonía para que mi bebé estuviera saludable y llegara a este mundo a través de un parto natural como lo planee.

Sentir tu cuerpo vibrar  y transformarse a través de la experiencia del dolor es una de las huellas únicas del proceso de dar a luz. Experimentar la cercanía a límites físicos desconocidos dispara toda clase de pensamientos y emociones “útiles” e “inútiles”, así mismo, la alta sensibilidad te hace captar rápidamente las actitudes, comentarios y emociones a tu alrededor que te fortalecen, o por el contrario que te pueden debilitar en tu disciplina mental y objetivos que te hayas planteado.

Dado el largo proceso de parto (32 horas), pude compartir con numerosas enfermeras y elegir de quienes me abría a recibir apoyo y de quienes no (aunque no fui exitosa en todas las ocasiones). Comentarios del tipo: “Hay mujeres que les toma hasta 4 días parir”, “Yo tuve mis hijos con anestesia”, entre otros; sin duda, no se complementaban con mis aspiraciones de tener un parto natural, por el contrario se convirtieron en algunos casos en sugestiones negativas sobre lo que podría ser mi experiencia de dar a luz. Por otro lado, tuve el privilegio de recibir apoyo de enfermeras que eran “Coach innatas” con comentarios del tipo: “Lo estás haciéndo muy bien”, “Tú estás muy bien y el bebé se ve muy bien”, “Ya estás más cerca”, “Sigue así”.

Mi reflexión sobre esta variedad de apoyo recibido es que en momentos en los que te sientes tocando tus límites, escuchar palabras de aliento y reconocimiento es el equivalente a una gota de agua en el desierto, especialmente si tus reservas de agua ya se han agotado. Recibir una sonrisa, el que te toquen el hombro, que te digan “tu puedes” son todas sugestiones positivas que necesitamos como humanos para trascender momentos de dificultad o conectar como en mi caso con la capacidad ancestral de parir que toda mujer tiene.

Hacer un símil entre la transformación física, emocional y espiritual del proceso de convertirte en mamá, con lo que cualquier ser humano puede   experimentar ante nuevas experiencias o cambios es inevitable; y lo que hace más especial esta asociación para mi es el poder mirar  atrás para rescatar y honrar cada decisión tomada en mi proceso de parto, consciente de que en nosotros habita una fuerza más allá de lo intelectual que nos guía a actuar de determinadas formas aunque carezcan de lógica en el momento que tomamos las decisiones o incluso tiempo después.

Mantenerme firme en no tomar anestesia como medio para tener a mi bebé fue parte de mi plan original. Tocar  el agotamiento físico, mental y emocional me permitió decidir con determinación  24 horas después de iniciadas las primeras contracciones que quería recibir la ayuda de la anestesia peridural. Tomar esta decisión no fue fácil, y al mismo tiempo me permitió manejar mejor las siguientes 8 horas que aún faltaron hasta el nacimiento de mi bebé a través de un parto vaginal.

Escribir sobre esta intensa experiencia a poco más de 2 semanas, me invita a reflexionar sobre cómo le hacemos para apoyarnos a nosotros mismos y vencer obstáculos externos o internos mientras vivimos situaciones que ponen a prueba nuestras capacidades y límites. Entre los temas que resumen parte de mi experiencia y que encuentro aplicables a la forma como manejamos adversidades me hago estas preguntas:

  1. ¿Cómo nos acompañamos a nosotros mismos para llegar a nuestros objetivos?
  2. ¿Qué pasa cuando los pensamientos de “no soy capaz” toman el control?
  3. ¿Cuánto apoyo externo es necesario para mantenerte firme en tus propósitos?
  4. ¿Cuánto reconocimiento y “porras” son necesarias para estar enfocado y avanzando?
  5. ¿Cuándo aceptar que ya no podemos y cambiar de opinión para diseñar un nuevo plan?
  6. ¿Cómo mantener el foco en las sugestiones o afirmaciones que me ayudan a avanzar y rechazo las que despiertan la duda y el miedo?

A medida que sigo repasando esas 32 horas vividas, sigo descubriendo más sobre mi y mis límites, pero por sobre todo valorando con infinito asombro lo que el cuerpo humano es capaz de hacer cuando funciona en sintonía con  pensamientos y emociones que te empoderan.

Pocos días después de regresar a casa y ahora enfrentando el desafío de aprender a alimentar a mi bebé exclusivamente con pecho, el cansancio de la labor de parto sigue presente, sumado a la mezcla de emociones de frustración por encontrarme una vez más en una prueba de resistencia para aprender a manejar las molestias y dolor propios de una mamá primeriza amamantando.

Con miras a distraer mi mente del dolor mientras amamantaba, y en medio de la madrugada días atrás, retomé la lectura del libro What I know for sure/Lo que sé con seguridad” de Oprah Winfrey. Encontrar el siguiente mensaje durante los primeros 5 min. de lectura fue un bálsamo y trajo casi en inmediato energías renovadas a mi cansancio…. Benditos mensajes que llegan en los momentos en que los necesitas. A continuación la cita textual:

“¿Qué haces cuando ya haz hecho todo lo que puedes, y parece que no fuera aún suficiente? ¿Qué das, cuándo ya pareces haberlo dado todo y parece que no puedes seguir avanzando? La respuesta está en el refrán de McClukin: Tú simplemente te mantienes allí…… De allí es de donde la fortaleza viene y se encuentra nuestra habilidad de enfrentar la resistencia y vencerla. No se trata de que la gente que persevera nunca siente dudas, miedo o cansancio…. si lo sienten…. Pero en los momentos más duros, podemos tener la fe de que si damos un paso más de lo que pensamos que somos capaces, si nos basamos en la increíble determinación que cada ser humano posee, aprenderemos una de las lecciones más profundas que la vida tiene para ofrecernos. Lo que se con seguridad es que no hay fortaleza sin desafíos, adversidad, resistencia y usualmente dolor. El problema que puede hacerte tirar la toalla y pedir misericordia va a construir tu tenacidad, coraje, disciplina y determinación”.

El acto de perseverar en tus propósitos y al mismo tiempo rendirte  para dejarte guiar o ajustar  tus planes parecieran ser mutuamente excluyente, y sin embargo se entretejen uno con el otro.

Si te encuentras frente a un nuevo aprendizaje, iniciando una nueva relación, un nuevo proyecto……o tropezando con esa misma dificultad nuevamente….PARA DE CENSURARTE y CRITICARTE, y pegúntate:

¿Qué es lo que realmente necesito?

¿Lo que estoy haciendo nace de mis deseos más profundos o es mi EGO queriendo demostrar capacidad o aferrándose a lo que ya no me funciona?

Como siempre disfrutaré de recibir tus comentarios sobre lo que esta lectura provoca en ti. Si crees que este artículo le viene bien a alguien que conoces no dudes en compartirlo.

¡Éxitos!

Maru García Marín

Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo

2 Comments


Omar Landaeta
11 agosto, 2016 at 8:19 am
Reply

Muchas cosas vienen a mi mente cuando leo este artículo.
En principio, pues no soy madre y no he vivido los dolores de parto pero si viví capítulos muy bonitos con mis hijos recién nacidos. Yo decidí hacer muchas cosas junto con mi esposa, para experimentar ese cansancio y esa experiencia de tener que levantarse cada tres horas para alimentar a nuestros hijos. Fue una decision que muchos me criticaron, bajo la premisa de “el que trabaja tiene que descansar para estar lúcido al otro día”. Sin embargo, yo decidí no pararle a eso y llevé a cabo mi experiencia. Los resultados fueron geniales. Desde muy pequeños, conozco bien a mis hijos, me he trasnochado con ellos, he aprendido a cuidarlos de noche, etc. ¡Ha sido un regalo de Dios!

Hace poco, tuve una experiencia donde debimos llevar a mi padre a una clínica porque se sentía muy mal. Estábamos en medio de una reunión familiar y una de mis hermanas fue la que avisó que papá se sentía muy mal. Ella lloraba. Todo se tornó confuso. Mi hermano y yo subimos a la habitación y, en efecto, vimos a mi padre sintiéndose mal y, de inmediato, supimos que lo llevaríamos a la clínica.
Al bajar de la habitación y atravesar el grupo familiar que allí se encontraba, otro de mis hermanos le decía a mi papá: “Wow, pero de verdad que te ves mal, luces pálido, etc” Solo recuerdo que en medio de tanta turbulencia, le dije: “si no tienes nada bueno que decir, por favor, no digas nada”
Vino a mi mente el mundo de las sugestiones negativas y, créeme cuando te digo, que mi papá las asimila rapidiiiito….
Por el contrario, mi otro hermano y yo mientras lo llevábamos a la clínica, conversábamos con él y lo animábamos a sentirse mejor, en medio de lo que se podía… Así fue. Todo mejoró luego de la atención médica. Yo aun cuido mucho el tema de las sugestiones con mi padre ya que, como te lo dije antes, se las cree muy rápido.
Me ha tocado aprender que, podemos superar nuestros propios límites y, para ello, muchas veces nos toca enfrentar situaciones duras, incómodas y hasta desafiantes. Esas son las que nos enseñan y nos fortalecen, tal y como te ha pasado a ti.

¡Qué bueno leer ese refrán en la lectura de Oprah! Lo tomaré en consideración ya que, a veces me pasa, que creo que ya no doy más…

Un fuerte abrazo y feliz jueves.


Melissa Cottin
11 agosto, 2016 at 11:04 am
Reply

Muchas pero muchas veces he estado allí, en diferentes eventos de mi vida, mis padres, mi salud, como mamá adoptiva, como emprendedora, como líder de un negocio y coach de los padres.
Ahora el que me llega es el de los primeros meses de la viudez. Es un agotamiento indescriptible, además porque tenía todas las esperanzas puestas en la recuperación de mi esposo, porque fuí su enfermera particular en mi casa, con todas las visitas y atenciones que eso requirió, por que mis hijas apenas tenían 4 y 6 años y hubo que atenderlas simultáneamente, era diciembre y las navidades también traen sus quehaceres, en paralelo el preescolar y sus actividades, todo se dió de manera simultánea.. Eso te compromete física y emocionalmente hasta el límite de lo sobrehumano.
Reflexiono y la verdad no sé cómo pude, no se de donde salieron las fuerzas, la voluntad de seguir adelante.. Lo que si sé, es que estando allí, permaneciendo allí, llegan.
El encontrarme con personas cuando mantienes un estado de ánimo positivo, que te intentan derrumbar con sugestiones negativas fué lo que más me impresionó. Nadie se imagina cuánto se prolonga el sufrimiento. Cuantas decisiones desde la razón en medio de un huracán en medio de tanto dolor, hubo que tomar….
Al darme cuenta de que esas personas te las ponen en el camino con más frecuencia que las dispuestas a apoyarte positivamente, entendí que se trata de un aprendizaje de reconocimiento, de valoración y de superación. Una prueba a tu determinación.
También me di cuenta de que aparecen personas que como ángeles vienen y con una dulzura indescriptible y un silencio sin juicio, se te acercan y es como si te conectaran un tubo, una transfusión de energía y optimismo..
Ha sido una vida llena de aprendizajes, orientada hacia la voluntad, la determinación y la fortaleza de espíritu..
Ayer sin poder comprenderlo, hoy agradecida!!
Lo lograste Melissa, Aplausos para mi!!. Por inspirar mi querida Maru, aplausos para ti!!


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