Louise Hay, fue para mi la versión sencilla y accesible para introducirme en el mundo del poder mental, la visualización, la salud física asociada a la salud emocional, y en definitiva mi exploración del mundo de la metafísica.
Recuerdo con emoción como a mediados de los noventa, escuchaba sus “casetes” en momentos de traslados en el autobús para ir a la Universidad, también mientras tuve un trabajo de 6 meses que me hacía viajar dos horas de ida, y dos de vuelta a la Guajira Venezolana diariamente.
Justo en esos trayectos, me convertía en mi propia terapeuta para examinar cada uno de mis pensamientos y lenguaje como medios de asegurar que su adecuado uso me guiarían al logro de mis sueños (inocente no sabía que en sí, este es un trabajo de toda la vida).
Una de las primeras pruebas importantes para mi, sobre el poder que tiene la visualización y el reconocimiento de mis deseos, sucedió cuando me encontraba en la etapa final de la universidad como estudiante de la licenciatura en Psicología, y requería definir una empresa en la que desarrollar mi tesis de grado (así me lo había imaginado), dado que mi elección fue Psicología Organizacional.
Con lo anterior en mente, un buen día decidí vestir como toda una líder ejecutiva, pantalones oscuros, camisa manga larga, zapatos elegantes (algo que a mis 23 años no me encantaba como forma de vestir), para explorar “caminando” por la Avenida 5 de Julio de mi natal Maracaibo, empresas que lucieran como la respuesta perfecta a mis ambiciones.
Recuerdo el grado de entusiasmo que tenía por lanzarme a la búsqueda sin expectativas, pero con un fin muy claro: “encontrar una empresa que financiara mi tesis pagándome por desarrollar una investigación para ellos”.
Recuerdo llegar a un edificio alto y ubicarme en el lobby para topar en mis narices con un directorio súper extenso de empresas. Sin ninguna razón especial, seleccioné el nombre de una de las tantas que miré, y me acerqué con el vigilante para notificar que me dirigía a: “Plastilago-Polilago”; a lo que el respondió: ¿tiene cita?, y yo respondí: “no tengo cita pero quiero hacer un ofrecimiento para realizar una investigación para ellos, y quiero dejar mi curriculum con la asistente en el ingreso”, a lo que sorprendentemente accedió.
Una vez en el piso de ésta organización, había una parte de mi que se sentía vencedora por haber superado lo que pudo haber sido una barrera, la otra parte de mi decía: “no te emociones, que allí está la secretaria y no te comunicará con nadie”.
Con la presencia de ambas conversaciones, y con la fuerza de mi empoderada vestidura realicé mi pedido a la secretaria: “Estoy aquí para hablar con el Gerente de Recursos Humanos y ofrecer mi apoyo en el desarrollo de una investigación en temas de Psicología Industrial, ¿crees que podría hablar con el Gerente?”, acto seguido levantó el teléfono y comunicó mi mensaje. Al colgar el teléfono me anunció que en 5 minutos me recibiría……..”dentro de mi no lo podía creer”….. me senté contenta y esperé.
Ya instalada en la oficina del Gerente, empecé a hacer mi propia venta: “la posibilidad de que exploraran la percepción que sus empleados tenían acerca de una situación que les importa, a través de una investigación diseñada por mi”, a lo que el respondió: “permíteme llamar al Gerente de Planta para preguntarle”……. y justo en ese momento sentí coros celestiales alrededor de mi cabeza y mariposas en el estómago.….. Mi mente racional no podía creer que mi acto de valentía y aventura no sólo me condujo a lo que ya consideraba un final feliz (superar la clásica barrera del vigilante y la secretaria), sino también ser aceptada como pasante para realizar mi tesis y recibir un pago por ello.
¿Algo larga la historia?… tal vez….. pero no te imaginas lo espectacular que se siente recordar esta experiencia y por esto decidí compartirla contigo.
Estoy segura que al igual que yo, tú también tienes experiencias y momentos mágicos en donde el poder de tú convicción y deseo de acercarte a una meta o sueño, resultó en una trayectoria donde las puertas adecuadas se abrieron, y donde además no requirió un extraordinario esfuerzo, sólo requirió que te mostraras y que dieras a conocer tu objetivo, interés o motivación.
Si resumiera los pasos que guiaron mi experiencia anterior y muchas otras, fueron éstos:
¿Te agradó esta lectura?……. Cuéntame: ¿mi historia te hace recordar algunas tuyas?, o tal vez ¿te hace más curioso de mirar en tu pasado cómo es que cosas maravillosas te han sucedido sin grandes esfuerzos más que hacer consciente tus deseos y la determinación de actuar?…. escríbeme tus comentarios aquí abajo.
Sea lo que sea que te haya provocado ésta lectura, compárteme tus anécdotas sobre esos momentos mágicos de coincidencias divinas, sincronización……o cómo tú lo quieras llamar. También te invito a compartir éste artículo y contagiar la magia.
¡Éxitos!
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo
2 Comments
Maru:
Tu historia no me gustó… ¡me encantó!
Qué manera tan bonita y efectiva de dejarme saber que las veces que esto me ha sucedido, no es más que la traducción de mi motivación y mi voluntad puestas en marcha, en el sentido de lo que deseo conseguir.
En efecto, sí me ha sucedido y ahora en mi nueva vida profesional he tenido oportunidades donde, al igual que tú, me he sentido triunfador desde el primer instante o contacto con el cliente. ¡desde que abrí la boca, literalmente!
Nuestra seguridad, auto-confianza y ganas de hacer las cosas y hacerlas bien, son determinantes a la hora de conseguir algo (por difícil que hayamos pensado que sería)
Recientemente te envié un email con una historia similar. Y es que esta historia tuya la leí justo el día en que sucedió lo que te cuento en el correo, de allí que lo haya titulado como lo hice.
Recibe un fuerte abrazo y mi agradecimiento ya que tus lecturas, me ayudan a mejorar desde muchos puntos de vista.
Con cariño y calor de la nuestra hermosa Venezuela, te saluda.
Omar.-
Sigan alimentando la realidad alternativa que están construyendo en sus mentes y en su corazón. ¡Adelante!