¿Culpa por no saber vivir en el presente?

Lo confieso, soy una viajante del tiempo, no sólo porque me gusta conocer lugares y viajar en aviones, sino por la facilidad con la que me enfoco en el pasado, o en el futuro, al punto de sentir algunas veces culpa por no ser la ideal representante de una de las prácticas más recomendadas para la felicidad: “Vivir en el presente”.

El inicio de este año me ha mostrado desafíos que me ayudaron a profundizar en los valores que gobiernan mi vida, y en las decisiones que me hacen sentir gozo hasta de las pequeñas cosas. Uno de los importantes descubrimientos ha sido sobre las numerosas veces en las que me he “auto-criticado” por la cantidad de tiempo dedicado a examinar y rememorar experiencias del pasado como medios para comprender una situación estresante de mi presente, o por puro placer de viajar hacia atrás. Algunas preguntas que fueron y siguen siendo útiles son:

¿Y qué tal si es momento de examinar el pasado con detalle para no repetir historias?

¿Qué tal si mirar al pasado es mi mejor recurso para cargarme de energía y reconectar con capacidades que están olvidadas?

Estas y otras interrogantes pueden ser las ligeras reflexiones en donde caigo cuando aparentemente estoy en un lugar, pero en realidad estoy viajando (no estoy)……. cuando una película, situación o relación me recuerda un anhelo, la perdida de un ser querido, o mis propias pérdidas y vulnerabilidad.

Cultivar la creencia de que gran parte de lo que vivimos hoy, está relacionado con nuestras elecciones del pasado (por lo que hicimos, o dejamos de hacer), es una forma de descubrirnos en nuestro mundo emocional.

Soltar rutinas, expectativas, e incluso algunas fantasías de cómo sería mi vida como mamá, ha sido parte de mi evolución en la creación de una nueva identidad, lo que a su vez me ha llevado a dedicar especial atención en mis elecciones del pasado como medios para resolver situaciones de mi presente en las que a veces me siento pequeña o atorada.

Escribir ha sido algo que me apasiona hacer, y por fortuna desde hace muchos años escribo sobre mis experiencias y reflexiones más íntimas ante momentos hermosos, momentos grises y también momentos un poco oscuros de mi vida.

Observar nuestra propia narrativa (historias que nos contamos y nos re-contamos), es valiosísimo, y lo es mucho más cuando recurres a leer tus pensamientos, emociones y sueños escritos años atrás (ahora son más de 7 años escribiendo para mi).

Con base en lo anterior mi interrogante es:

¿Cuál es la medida justa cuando se trata de elegir conscientemente el tiempo dedicado a revisar experiencias del pasado, o el tiempo dedicado a imaginar experiencias hacia el futuro?

La respuesta más verdadera para mi en éstos momentos es: “El tiempo que sea necesario”, y es allí donde ésta famosa frase que re-descubrí días atrás me iluminó en una forma indescriptible:

“La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante”

Soren Kierlegaard

Aceptar que uno de mis talentos es mi capacidad reflexiva, me permite por lo general expandir la comprensión que tengo de mí misma, y de mis experiencias del pasado como medios para comprender mi presente.

Y a ti: ¿Te ha pasado que te sientes avergonzado o incómodo de estacionarte por un rato largo en momentos del pasado?, ¿Te has sentido criticado o expuesto por compartir tus fantasías del futuro y viajar con facilidad a lo que aún no existe?……Cuéntame e incrementemos juntos nuestro auto-conocimiento.

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Si éste mensaje provoca tu reflexión y entusiasmo déjame tus comentarios aquí abajo, ¡me encantará leerte!

Éxitos

Maru García Marín

Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo

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