(Ojo…. reflexión también apta y atractiva para hombres).
Por los muchos años que tuve la oportunidad de fantasear sobre el ser mamá, siempre creí que en mi identidad de Mujer estaba el ser “maternal” en su versión más convencional y estereotipada.
Los comportamientos y actitudes que le dan forma al estereotipo de “buena madre”, luce así para una gran mayoría de mujeres y la sociedad:
¿Suenan en algo familiar estas descripciones a tu definición de buena madre?
Aunque el aspecto positivo de los #estereotipos es el de acortar caminos en nuestro cerebro para tomar decisiones más rápidas, lo cierto es que son algo tramposos, y más temprano que tarde actúan como filtros que “no” nos permiten ver con transparencia y objetividad la realidad, ya que disminuyen el nivel de cuestionamiento sobre lo que pensamos y creemos, y nos hace confiar en tomar decisiones basados en principios bastante generalizados.
Una vez que me convertí en madre a mis 40, después de un largo viaje con dificultades para concebir (más de 10 años), pude constatar el efecto negativo que algunos de estos estereotipos interiorizados tienen en nuestro sentido de valía.
Hoy que soy mamá de un niño de 7 años y medio, puedo decir que el enemigo invisible de muchas mujeres en su definición de #maternidad es la exigencia poco realista hacia lo que significa ser una buena madre, especialmente en una sociedad en la que tendemos a vivir en silos.
Cuidarme de no enjuiciarme negativamente como mamá, por no disfrutar plácidamente de tirarme en el piso a jugar, preparar desayunos, o escuchar en todo momento lo que tiene mi hijo para decirme, es un aprendizaje que se cocina a fuego lento y que requiere constante auto-observación.
Experimentar estrés como mujer preguntándome seguido ¿lo estoy haciendo bien?, es una señal positiva de mi anhelo de influir lo mejor que puedo en mi hijo, sin embargo, cuando esta auto-observación es excesivamente crítica gracias a los estereotipos que no encajan con mi personalidad y #fortalezas primarias, entonces inevitablemente la experiencia de la maternidad se vuelve emocionalmente tormentosa.
Para una mujer #mamá, #líder #profesionista, mantener abierta la conversación consigo misma sobre sus expectativas, estándares y anhelos es vital.
El mejor regalo que una mujer mamá puede darse es la oportunidad de cuestionar las reglas del juego bajo las cuales ejerce el rol de mamá y cómo esto afecta su #autoconfianza y #liderazgo.
Cada mujer guarda infinitas formas de manifestar la maternidad, y una mamá que se ocupa de crear y definir sus propios estándares de crianza con conciencia y esmero, tomará decisiones de manera más ágil en su cotidianidad y gozará de la #vitalidad necesaria para no sólo sentirse satisfecha con su rol de madre, sino también para aspirar a sus #ambiciones profesionales desde un lugar de más paz y #saludmental.
Si eres hombre y papá, te invito a crear el hábito de reflexionar y hablar sobre tus anhelos, expectativas y estándares de crianza con involucramiento pleno.
Si no tienes hijos, te invito a mostrar la escucha y empatía necesaria para acompañar a quiénes sí los tienen, te lo dice quién con la mano en la cintura juzgó más de una vez a madres y padres cuando aún no era mamá.
La crianza es el trabajo más difícil que podamos realizar como seres humanos, especialmente si nos planteamos hacerlo con conciencia, responsabilidad y luchando contra estándares de vida moderna deshumanizados.
¡Feliz día de a las Madres!
Desde mi Poder y Magia a la tuya,
Maru García Marín
Psicólogo, Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo
PD: Si eres mujer y quieres vivir uno de mis cursos presenciales. Estaré facilitando en San José del Cabo próximamente mi curso “Circulo de Mujeres. Liderazgo Femenino y Productividad”. Para conocer más ingresa aquí: https://www.instagram.com/p/Cr_KkfNucTD/?utm_source=ig_web_copy_link
2 Comments
Estoy totalmente deacuerdo contigo Maru,
Finalmente damos lo que tenemos y por las que regalemos paz y amor a nuestros hijos, si no la tenemos para nosotras mismas terminamos apagadas y sin luz que brille para guiarlos.
Y bueno poder ver a nuestros hijos convertirse en hombres y en mujeres felices también implica darles el regalo de una mamá y un papá felices e independientes que no terminen necesitando tanta ayuda que los hijos no puedan vivir su vida adulta con libertad de ir y hacer lo que sus sueños les muevan a hacer y por eso también creo que el autocuidado y el buscar como papás nuestra felicidad y sueños libera a nuestros hijos de cualquier atadura que consiente o inconscientemente pudiéramos ponerles más adelante.
Saludos Maru, ame tu taller círculo de mujeres, tu trabajo en este mundo es mágico… GRACIAS
Excelente descripción de lo que debería ser la meta de toda madre y padre “trabajar en su propia felicidad y bienestar”, para modelar a los hijos esa misma búsqueda. Un honor contribuir en tu camino. Tienes mucho que aportar, para ti misma, para tu familia, y para las familias a las que asesoras. ¡Sigamos creciendo!