Mientras recibía algunos comentarios y reflexionaba sobre mi anterior artículo (Cuatro prácticas para manejar cambios drásticos), me preguntaba si existe alguna forma de jugar seguro cuando se trata de elegir nuestros compañeros de vida, nuestras profesiones, nuestros proyectos profesionales.
Para quienes desde temprana edad logramos identificar nuestros talentos y tener la oportunidad de recibir feedback positivos al ponerlos en práctica, desarrollamos una seguridad interior de que “lo que tenemos para compartir es valioso y útil”.
Con la práctica continua y la acumulación de experiencias, de repente te das cuenta que cada nueva oportunidad de ensayar tus talentos puede ser “un juego seguro”, en el que técnicamente tienes claridad de la ruta a recorrer para llegar a un resultado deseado.
Como emprendedora, esposa y madre, ambicionar a que cada paso que des traiga la garantía del éxito buscado es “ilusorio”. Jugar seguro en éstos terrenos significa hacer exclusivamente lo que en un momento pasado funcionó, y la mala noticia es que lo que funcionó ayer, no necesariamente funciona hoy.
Enfocarme en fijar metas realistas con mi negocio, y dedicar tiempo “corto pero esmerado”, en acciones pequeñas con alto impacto es mi mantra hoy día.
Cuando todo parece revuelto, y los resultados que vas obteniendo no están en sintonía con tus expectativas, es posible que los pensamientos de duda, y la emoción del miedo quiera tomar un lugar en la escena.
“Jugar seguro” es sólo una ilusión.
Cada encuentro, cada meta, cada proyecto, se teje entre una red de múltiples e infinitos factores en donde la alta orientación a resultados, una característica de líderes y emprendedores, provoca que erróneamente juzguemos que todo depende de nosotros.
Actuar desde la convicción de que influyes y eres influido, es un primer y poderoso paso para romper con la fantasía de que controlamos todo, o de que las decisiones tomadas son un juego seguro.
Aceptar que tú haces tu parte y el universo (dios, el espíritu santo, el azar) hacen su parte, trae balance a nuestras vidas y paz mental.
En frase sabia de Alejandro Jodorowsky:
“Toda dirección es relativa: un retroceso puede ser un avance si la meta ha cambiado”
Y yo le agregaría: “Un retroceso es el camino aparentemente largo que el curso de mis objetivos han tomado, y que luego de un tiempo valoramos por los numerosos aprendizajes y experiencia que nos regalan”
Fallar pronto y atrevernos es la mejor forma de jugar seguro.
Déjame tus comentarios en este blog sobre ¿Cuáles son las cosas que haces en tu vida que te provocan la ilusión de jugar seguro?
¡Éxitos!
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo
PD: La imagen de este artículo fué tomada en Alcatraz en exposición de arte de Ai Weiwei, quién sin duda con sus posturas activistas y aunque limitado en su libertad ha desafiado el significado de jugar seguro.