Después de haber transitado exitosamente varias semanas desde mi accidente, descubrí que mi tolerancia al dolor me abandonó…
La escena es la siguiente:
En mi cita médica de revisión para retirarme las puntadas (tuve una cirugía en mi tobillo por fracturas múltiples), el doctor me dice que voy muy bien, y después de retirarme los puntos me colocó una bota que tiene como propósito proteger mi pie con la funcionalidad de apretarse no solo externamente, sino también al interno con un sistema de inyección de aire manual que inmoviliza por completo el pie.
En la imagen estoy yo… saliendo de la cita médica y sintiéndome triunfante escasos 15 minutos después del procedimiento.
Veinte minutos más tarde, ya en el auto, cada irregularidad en el camino se empezó a sentir como golpes en mi pie…. Inició un dolor inesperado que aumentaba y aumentaba.
Una vez más me enfoqué en respirar….
Ya para el momento de llegar a casa, 40 minutos más tarde, estaba en llanto, mismo que empezó sumiso, al estilo de llorar para adentro… ese llanto en el que solo dejas correr las lágrimas por tus mejillas, pero sigues en modo Zen.
Le dije a mi esposo, tráeme las pastillas que me dieron en California, y por primera vez me tomé una completa desde el accidente, ya que por los fuertes y lo sensible que soy, me mantuve tomando solo la mitad previamente.
El dolor no cedía, y mi llanto iba “in crescendo”…..
Mi hijo y mi esposo parecían dos animalitos fumigados…. No sabían qué hacer o cómo confortarme, mientras yo solo seguía llorando ya a nivel de sollozos.
A cierto punto pensé que si seguía llorando con esa intensidad me cansaría y dormiría, pero no, eso no sucedió… el dolor persistió 4 horas consecutivas.
Mi encuentro con la bota que me aprisionó el pie como una tortilla no fue agradable, y peor aún no me alertaron.
Honestamente en este episodio lloré todo lo que no había realmente sentido ganas de llorar desde que tuve mi accidente, y aunque no anhelo experimentar un dolor como ese nuevamente…. Llorar es liberador… llorar hace que el dominio del ego en nuestras vidas se disperse… llorar te regresa a la base de lo que somos como humanos, y nos recuerda que nuestra fuerza es nuestra vulnerabilidad.
En el 2013, cuando estudié la propuesta de Brené Brown, en aquel entonces su libro éxito era “Los Dones de la Imperfección”, lo gocé tanto, además tomé un programa online con ella y Ophra Winfrey en el que a través del arte explorábamos cada capítulo de su libro con ejercicios prácticos.
Ahora recuerdo ese momento porque sin duda sembró una poderosa base intelectual para comprender los patrones de sobre-eficiencia muy propio en mujeres (muy propio en mí), y cómo en esencia esto es justo lo opuesto a permitirnos sentir nuestra vulnerabilidad, especialmente cuando estamos a cargo, o cuando cargamos con la herida de ser auto-suficientes para ser amadas.
Hoy miro como un éxito el que toda mi formación/educación en conciencia y gestión emocional, cultivada a través de estudio formal e informal, a través de psicoterapia, a través de coaching, a través de mentorías, a través de enseñanzas espirituales… Es solo el back-up que puedo usar cuando las circunstancias de la vida aparecen para ponerte a prueba… y para que te preguntes… a ver ¿cuánto realmente has avanzado? ¿Cuánto realmente has aprendido?
Como facilitadora en la metodología de aprendizaje acelerado por más de 20 años… el concepto que guía el significado de aprendizajes es:
“No hay aprendizaje si no hay cambio de comportamiento”, y con esto lo que quiero decirte es que aprender y aceptar la vulnerabilidad que nos es innata como seres humanos es un proceso de “desaprender” para “recordar” que no somos sólo entes pensantes, y que nuestra capacidad cognitiva en sí misma no es la que nos define.
Ahora dirigiéndome a ti……… Si te encuentras en circunstancias que te están sacando de tu zona conocida o de confort, esta puede ser la excusa perfecta para que mires tus progresos, y para que hagas uso más consciente de tú back-up (conocimientos y experiencias), mientras te asumes “aprendiz” de la vida y descubres nuevas formas de vivirla.
“La formación más valiosa es la que nos impulsa a atrevernos a vivir la vida como humanos, y esto no puede suceder sanamente en ausencia de nuestra vulnerabilidad”
Si mis reflexiones despertaron las tuyas, compárteme en el blog qué te provocó este relato.
Para ti mujer que me lees…. Mi programa “Volver a Ti”, resume gran parte de los recursos que he incorporado en mi vida y que me ayudan a no perderme en el ciclo interminable de auto-eficiencia, “todo lo puedo”, “soy muy fuerte”…..
En mi programa descubrirás porque gran parte de las mujeres compramos esa programación, y mejor aún, obtendrás recursos para disolverla a tu ritmo y según tus necesidades. Si quieres conocer más, envíame un mensaje ahora mismo con tus preguntas o recibe más información: coach@marugarcia.com
Desde mi Poder y Magia a la tuya,
Maru García Marín
Psicólogo, Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo