Aterrizar en Jalisco, cuna del Mariachi y el Tequila en el año 2000, me ofreció un full immersion inmediato sobre los gustos y preferencias de los mexicanos. Algunas cosas que he observado con curiosidad y admiración son: Los lugares de comida tipo fondas, se esmeran por decorar la exhibición de los alimentos con ramas verdes para ofrecer vistosidad.
Quienes te atienden en un mercado usarán calificativos de “patrona”, “guerita”, “doñita”.
Sobre el significado de “guerita” aún sigo haciéndo mis análisis porque en ocasiones es una persona de piel blanca y cabello claro, y en mi caso (que no es el caso), algunos me llaman guerita.
¿No le vas a poner salsita? Es una pregunta típica al disponerte a comer algún alimento. La salsa es el elemento infaltable en cualquier platillo mexicano.
Música de banda y mariachi son los ritmos bailables predilectos especialmente de Jalisco hacia arriba (norte).
En Jalisco las “tortas ahogadas” son una delicia culinaria que provoca mucho orgullo, y consiste en un pan relleno de carne y bañado en salsa de tomate, es decir, un pan bañado en salsa.
A los hombres les encanta hacerse peinados y acomodos en su cabello usando gel. (Mi hijo espera con ansias ir con nuestra peluquera porque el toque final es engominar todo su cabello).
La hora del almuerzo para un venezolano sucede entre las 12:00 y 1:00 p.m; para los mexicanos es la “Comida… el almuerzo es otra cosa” y sucede en cualquier momento entre las 2:00 y 4:00 p.m.
Para la celebración del grito de la independencia (un día como hoy), los niños y adultos visten trajes típicos… me enternecen las niñas con trajes largos y los niños vestidos de charros.