En diciembre del 2014, tuve la grata, extraordinaria e inolvidable sorpresa de que estaba embarazada. Con este descubrimiento tuve una revolución emocional y varios cambios en mi alimentación.
Comer (un poco más) de ciertos dulces y carbohidratos, digamos que fue el permiso que me di con mi nueva condición, a eso se le sumo la disminución de movimiento en los primeros 3 meses por prescripción médica….. algo que afortunadamente pude contrarrestar con caminatas y natación a partir del mes 5.
Mi deseo de dulce y de proveerme cierto confort a través de la comida me acompañó no sólo durante el embarazo, sino en estos meses de cambios drásticos en mis rutinas, en donde la pausa para comer se convertía con facilidad en el tiempo y momento para relajarme, de la mano de algunas calorías extras……. y así fue como los excesos de una navidad se me juntaron con la otra.
¿Te ha pasado alguna vez esto?
En mi caso fue la excusa de mi embarazo, pero existen muchas buenas excusas:
Mi trabajo no me da tiempo para comer sano.
La cena es mi comida fuerte y la que más disfruto.
No me gusta desayunar.
Creencias del tipo “La comida es un placer de la vida y no hay que limitarse”.
Hoy en la última semana de Enero, ya han pasado 5 meses desde el nacimiento de mi hijo y tengo un exceso de 10 kilos post-embarazo. Digamos que relacionarme con el sobrepeso en mi cuerpo embarazada era mucho más fácil que ahora. El ser comprensiva conmigo misma para reconocer que funciono con nuevos ritmos y con diferente energía (de mamá trasnochada), es clave para definir el tamaño de mis ambiciones en la dimensión física y salud, y el ritmo con el cual quiero alcanzarlas.
En mi anterior artículo (¿Cómo quieres sentirte?), compartí las 5 dimensiones en la que enfocaría mi planeación 2016, estas son: Estilo de Vida, Cuerpo y Salud, Creatividad y Aprendizaje, Relaciones y Espiritualidad.
Hacer un compromiso con la dimensión cuerpo y salud, me asegura que tendré la calidad de energía necesaria para completar mis deseos en las otras dimensiones, siendo Estilo de Vida la que tiene segunda prioridad.
Sin duda, los inicios de un nuevo año activan en muchos de nosotros el “Deber Ser”…..Debería comer menos, Debería hacer más ejercicios, Debería dormirme más temprano, Debería leer más, Debería inscribirme en esa clase que tanto quiero, Debería tener más tiempo con mis hijos, Debería regresar a la escuela/universidad, Debería gastar menos……y la lista puede ser interminable.
A la hora que todos los debería se han instalado en tu cabeza y danzan juntos, nuestro deseo de dar el primer paso para HACER ALGO, está minado por el AUTOMÁTICO PESO DE TODOS LOS DEBERÍAS, y la consecuente dificultad de tan sólo iniciar…..¿Te ha pasado?
Bien, a mi si me ha pasado, y hay sólo 2 cosas que he encontrado como antídoto para que un “Debería” no se vuelva el tormento de mi vida:
¿De qué sirve todo esto?
Bien, si vas a luchar o a encarar:
Los kilos de más…
Ese proyecto o sueño que tienes olvidado
El retraso en lecturas o compromisos con otros…
El acomodo en tu casa que tanto necesitas…
O el tiempo de calidad con tus hijos o pareja…..
LO PRIMERO, LO PRIMERO…..es que aprendas a conectar con un estado de paz, o al menos neutral contigo mismo.
Con base en lo que a mi me funciona, te pregunto:
¿Ya vinieron algunas ideas a la mente?
Ok….¡Hazlo!….. Inicia hoy mismo!!
No juzgues negativamente cualquier cosa que se te ocurra. A veces la actividad menos pensada puede traerte esta sensación de energía y motivación para actuar.
¿Te sirvió este artículo?….Bien, compártelo y contagia estas estrategias que seguro funcionarán para otros.
¿Quieres compartirme lo que te funciona para cargarte de energía y poner manos a la obra en nuevos objetivos?…… me encantará leer tus comentarios aquí abajo.
¡Éxitos!
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo