
Hoy es el cumpleaños No. 6 de mi hijo, y aprecio cada faceta de este viaje que por lo general carece de itinerario y que cuando lo obtienes permanece estable por muy poco tiempo.
Con alegría y amor infinito celebro a este ser que llegó para transformarlo todo, para rebanar mi ego en mil piezas, y para ayudarme a descubrir capas más profundas de mi Ser.
Como lo he compartido en anteriores escritos, no creo que la maternidad/paternidad provoca en todos los seres humanos lo mismo, y eso está bien, más para mí ha representado el inevitable clavado al vacío sostenido por la red a veces visible y a veces invisible del amor.
Como mamá de un único hijo, me atacan ideas obsesivas sobre cuánto tiempo paso con el y cada aventura que quiero vivir a su lado. Ver crecer a mi hijo con conciencia implica reconocer los múltiples cambios de piel y no comprar la fantasía de que es sólo el quien cambia.
De la mano de la celebración, hoy también abrazo el duelo de ya no ser mamá de un bebé, de aprender a soltar más, y de ver la maternidad como una danza de momentos en los que él y yo vamos siendo personas diferentes a cada paso.
Hay muchas cosas que la experiencia te da, pero hay sólo una que no puedes cambiar y es regresar a hacerlo diferente.
Para muchas mamas, la experiencia es un regalo del que se beneficia el segundo o tercer hijo. Para mi la experiencia como mamá de un solo hijo es un juego nuevo cada día, y una carrera en la que me esfuerzo por tener actos exitosos sin oportunidad de mucho ensayo, (aunque todos sabemos que no existe tal cosa como la perfección en la maternidad/paternidad), y que lo único certero es que nuestro amor incondicional nos guía siempre a elegir lo que creemos correcto en cada circunstancia.
Para mi siendo que la búsqueda de la maternidad fue un largo viaje (más de diez años. Ver blog 1 y blog 2), renunciar conscientemente a la posibilidad de ser mamá de un segundo hijo, ha sido una conversación constante en la que escucharme y discernir mis verdaderos deseos de los condicionamientos con los que hemos crecido como mujeres, ha sido todo un desafío.
Recuerdo una conversación con una astróloga años atrás que me dijo: ¿Para qué quieres otro hijo para la foto?… su comentario sin duda fue salvaje, pero su efecto fue poderoso en la toma de conciencia del para qué en la búsqueda de un segundo hijo.
Distinguir entre los deseos de nuestro ego y los deseos de nuestro auténtico ser, requiere sabiduría, y esa sólo se cultiva cuando afinamos conversaciones con nuestro mundo emocional confiando en que este es una guía fidedigna de lo que nos corresponde y estamos llamados a experimentar.
En los últimos años he estado llamada a experimentar la aceptación de ser madre de un solo hijo. Lo que ha implicado estar atenta al ir y venir de la mente tramposa que si te descuidas te invita a pensar en “lo que hubiera podido ser si…..”, o “cómo sería mi vida más plena si….”
Si no eres padre o madre y llegaste hasta aquí en la lectura… ¡Gracias por leer!…. y también te digo que creo que mis reflexiones también aplican a todos aquellos que han vivido anhelos frustrados, y cuya frustración ha despertado una búsqueda interior más profunda.
En el último año y medio (pandemia), creo que todos hemos estado cambiando de piel, descubriéndonos a nosotros mismos, y experimentando cierres y aperturas.
¿Quién era o quién estoy dejando de ser?, versus, ¿En quién me estoy convirtiendo, o quién quiero ser?, son preguntas inevitables, y en mi experiencia la posibilidad de encontrar auténticas respuestas se aviva respetando el proceso y viendo todo el asunto justo como un proceso y no como una meta que alcanzar.
Si te encuentras hoy en el lugar de haber elegido nuevos valores o proyectos de vida… ¡te felicito!… si aún te encuentras en esa búsqueda personal de respuestas a tus necesidades más preciadas… ¡también te felicito!
Cambiar de piel (valores, creencias, proyectos), no es sencillo, y no sólo requiere de la determinación para dejar atrás lo que ya no es, o no nos sirve, también requiere un gran “discernimiento” y “creatividad” para elegir y proyectar lo nuevo mientras participamos en su co-creación.
¿Avivó este escrito alguna conversación que estás teniendo contigo ahora?
¿Hay algo que te encuentras en proceso de aceptar con más entereza y conciencia?
Si la respuesta es si… te recuerdo que es un proceso, y que respetar sus ritmos es lo más saludable que puedes hacer por ti y por el nuevo horizonte que estás buscando.
Desde mi Poder y Magia a la tuya,
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo
4 Comments
Muchas Felicidades Maru, a ti y a tu hijo. Maravilloso lo que compartes de tu experiencia de ser madre, es para mi la experiencia mas hermosa y la tarea mas importante de un ser humano.
La.manera en que haces esa similitud con LOS PROCESOS que todos vivimos y como disfrutar y aprender de ellos me facino. Me identifico mucho porque efectivamente aun sigo en un proceso de cambio de Piel y me ayuda mucho lo que compartes para mantenerme perserverante y aprendiendo.
Un gran abrazo para Santiago y para ti Maru. Bendiciones
Me nutre saber que mis reflexiones fortalecen tú búsqueda de entendimiento y asimilación de cualquiera sea la situación que estás dejando atrás. Los nuevos comienzos son más ligeros cuando hacemos consciente aquello que dejamos y nos permitimos vivir el proceso.
Felicidades Maru 6 años exitosos en todos los sentido y un placer coincidir contigo en varias ocasiones.
Sin duda lo mas gratificante para las que somos mamás es ver a nuestros hijos sanos y felices, aunque siempre este esa vocecita interior cuestionándonos si lo estamos haciendo lo suficientemente bien o si buscar el desarrollo personal y profesional y los sacrificios que implica no es muy egoísta.
La separación conforme han ido creciendo es dolorosa pero a la vez satisfactoria al ver como logran independencia y van creando su propia personalidad.. y déjame decirte algo mas. Como mamas de niños la separación es peor hace poco tuve esa conversación en el colegio de mi hijo mayor y la recomendación fue debe convivir menos contigo y mas con su papa a solas.. y pues ni modo, no tengo niñas.. así que cuando rezo siempre pido por aquella mamá que este educando a mis futuras nueras y tengan una vida plena.
Un abrazo.
Gracias Belén por dejar tu huella aquí. Me enternece mucho tu rezo y petición a las mamás que se encuentran criando a tu futura nuera jajaja… también fantaseo con la persona que acompañará a mi hijo y deseo que esté teniendo una infancia saludable y armoniosa.Tomaré en cuenta tu sugerencia (tiempo a solas con papá). También a mi me encanta que a lo largo de muchos años seguimos coincidiendo. ¡Abrazos!