Que no veo películas/noticias/imagenes donde se provocan daños a personas o a animales.
Que los lugares ruidosos en los que me tengo que esforzar para hablar no son lo mío.
Que las personas que eligen vivir como víctimas tienen mi compasión por elegir ese camino, pero yo voy en otra dirección.
Que los viajes van de la mano de una búsqueda, no es mero turismo o mero placer.
Qué me sorprenden menos las apariencias y más las miradas perdidas o las incongruencias entre ideas y cuerpos que gritan.
Que no ingiero alimentos que inflaman mi estómago y me hacen desear dormir para poder digerirlos.
Que estar mejor conmigo es la mejor compañía cuando la exterior me hace sentir sola.
Que mi mundo espiritual lleno de ángeles y magia es un tesoro para compartir con los que estén abiertos a ello.
Que esa persona que me irrita (ahora mucho más que antes), puedo ver que al igual que yo quiere ser feliz y vivir en paz.
En el ejercicio de nuestro liderazgo con nosotras mismas, vivimos un momento en el que la apertura para las decisiones incómodas es inevitable.
Viaje miles de kilómetros para ir al encuentro de personas desconocidas a las que mi corazón quería conocer.
Pasé una noche en vela para poder estar al lado de una mujer medicina.
Pagué lo que no tenía o no me sobraba para recibir ayuda especializada.
Llamé a alguien en quién confiaba para decirle “no sé que hacer”
Confronté y dialogué lo más rápido “que estuve lista” con la persona que hizo algo que me desagradó o dañó.
Le dije no al miedo y a las justificaciones que me mantienen en territorio seguro.
Cuidar mi sensibilidad ha sido uno de los más grandes compromisos que he asumido conmigo en los últimos tiempos, y para ello volverme experta en reconocer lo que alimenta mi sensibilidad y lo que la altera es todo un acto de compromiso e intención continua para no caer en distracciones, o en el juego de conectar exclusivamente con la “loca de la casa” (mente), que nunca para.
Sentir irritación y observar cosas que me provocan miedo, o pensamientos de escasez, es el radar interno más activo que tengo y el que me guía a distinguir cuando me encuentro en el lugar correcto, con las relaciones apropiadas para mí, y cuando necesito buscar rápidamente la puerta de salida.
Este programa de tres meses online se construye de mis más sentidas experiencias, como mujer, profesional, emprendedora, mamá, y pareja. Está diseñado para ofrecer recursos a mujeres que desean explorar el siguiente nivel en su liderazgo consigo mismas, y ganar claridad en los siguientes pasos para continuar creciendo y usando sus talentos. Explora más sobre este programa aquí.
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Desde mi Poder y Magia a la tuya,
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo