Este blog es un poco más largo de lo usual y las preguntas del final estoy segura, te serán útiles.
El regalo que el 2020 me dejó (entre muchos), fue el aceptar usar lentes para ver las letras pequeñas.
El exceso de tiempo en la pantalla facilitando múltiples talleres y sesiones derrumbó mi negación a aceptar que necesitaba lentes para leer.
Requerir lentes es una de las señales más claras, naturales y aceptadas de envejecimiento (si te ocurre en tu edad adulta avanzada).
Sin embargo, en mi experiencia ha sido común escuchar entre mis contemporáneas, el enfoque en la negación, posponer y procrastinar con un tema tan vital como es “ver bien/leer bien”.
Pero…. ¿Por qué nos resistimos?
Respuesta: culto a la juventud y a la belleza (especialmente en la mujer), ya que lo que sigue moviendo los hilos del sistema patriarcal en el que vivimos es una persona siempre joven y que cumple con los estándares estéticos decididos por el modelo patriarcal.
Ahora son 4 años usando lentes, mismos que elegí usar en formato progresivo, lo que significa que me los quito solo para dormir.
La experiencia de usar lentes en un inicio la sentí agradable, novedosa y hasta sensual…. Era como descubrir una nueva vida en mí, un nuevo look que se nutría del lado positivo del paso de los años.
Me sentía interesante, más sabia, más inteligente…. (es de risa, pero confieso que así me sentí).
Hace unos meses, específicamente después de mi accidente, usar los lentes todo el día me empezó a cansar y agotar…. Fue como si mi nueva realidad me invitara a cambiar de filtros para ver todo distinto.
Al inicio pensé que se debía a la transición en la que me encontraba, pero ahora que estoy recién desempacada de mis maravillosas vacaciones (renovada y energizada) …… confirmo que desde hace meses usar los lentes me provoca cansancio, y hastío.
Lo irónico de todo es que me mandé a hacer lentes de contacto hace 1 año y los he usado solo una vez…
¿La razón?
Me sentí incapaz y torpe por no haber sido exitosa en los primeros 45 minutos de intentar ponerme los lentes de contacto, entonces aborté la misión.
Mis pensamientos sobre los intentos frustrados fueron…
Esto toma mucho tiempo, al cabo no se siente bien usarlos, veo borroso de lejos…. Mejor seguir con los lentes normales.
Pero llegó el día del hartazgo, y decidí usar todo mi enfoque y ponerme los lentes de contacto para pasar todo el día con ellos y acostumbrarme.
El valor del hartazgo y las paradojas de la vida
Lo que fue un espacio de novedad que me hizo sentir fabulosa, 4 años después me hace sentir cansada y poco atractiva.
Armarme de valor para evitar el cansancio de traer lentes todo el tiempo, y despedirme de la sensación de pesadez en mi nariz y orejas me impulsó a actuar.
Mientras escribo estas líneas (día 1 con la misión de pasar el día entero con mis lentes de contacto), tomo conciencia del valor del hartazgo.
¿Qué significa hartarnos de algo?
Dirigiendo la mirada para ti…
El síndrome del hartazgo tiene una esencia psicológica profunda, y consiste en alejarnos de lo que nos es incómodo, desagradable y dañino.
No importa si te tardaste mucho en actuar, o si ahora te culpas por no haberlo hecho antes…. Lo importante es movernos, y las razones para hacerlo siempre serán válidas porque son las tuyas.
Si esta reflexión resuena contigo, dime… ¿Qué estás lista/o para soltar, dejar, cambiar por hartazgo?
Me encantará leerte.
Desde mi Poder y Magia a la tuya,
Maru García Marín
Psicólogo, Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo