Lo confieso, soy una viajante del tiempo, no sólo porque me gusta conocer lugares y viajar en aviones, sino por la facilidad con la que me enfoco en el pasado, o en el futuro, al punto de sentir algunas veces culpa por no ser la ideal representante de una de las prácticas más recomendadas para la felicidad: “Vivir en el presente”.
El inicio de este año me ha mostrado desafíos que me ayudaron a profundizar en los valores que gobiernan mi vida, y en las decisiones que me hacen sentir gozo hasta de las pequeñas cosas. Uno de los importantes descubrimientos ha sido sobre las numerosas veces en las que me he “auto-criticado” por la cantidad de tiempo dedicado a examinar y rememorar experiencias del pasado como medios para comprender una situación estresante de mi presente, o por puro placer de viajar hacia atrás. Algunas preguntas que fueron y siguen siendo útiles son:
Estas y otras interrogantes pueden ser las ligeras reflexiones en donde caigo cuando aparentemente estoy en un lugar, pero en realidad estoy viajando (no estoy)……. cuando una película, situación o relación me recuerda un anhelo, la perdida de un ser querido, o mis propias pérdidas y vulnerabilidad.
Soltar rutinas, expectativas, e incluso algunas fantasías de cómo sería mi vida como mamá, ha sido parte de mi evolución en la creación de una nueva identidad, lo que a su vez me ha llevado a dedicar especial atención en mis elecciones del pasado como medios para resolver situaciones de mi presente en las que a veces me siento pequeña o atorada.
Escribir ha sido algo que me apasiona hacer, y por fortuna desde hace muchos años escribo sobre mis experiencias y reflexiones más íntimas ante momentos hermosos, momentos grises y también momentos un poco oscuros de mi vida.
Observar nuestra propia narrativa (historias que nos contamos y nos re-contamos), es valiosísimo, y lo es mucho más cuando recurres a leer tus pensamientos, emociones y sueños escritos años atrás (ahora son más de 7 años escribiendo para mi).
Con base en lo anterior mi interrogante es:
La respuesta más verdadera para mi en éstos momentos es: “El tiempo que sea necesario”, y es allí donde ésta famosa frase que re-descubrí días atrás me iluminó en una forma indescriptible:
Aceptar que uno de mis talentos es mi capacidad reflexiva, me permite por lo general expandir la comprensión que tengo de mí misma, y de mis experiencias del pasado como medios para comprender mi presente.
Y a ti: ¿Te ha pasado que te sientes avergonzado o incómodo de estacionarte por un rato largo en momentos del pasado?, ¿Te has sentido criticado o expuesto por compartir tus fantasías del futuro y viajar con facilidad a lo que aún no existe?……Cuéntame e incrementemos juntos nuestro auto-conocimiento.
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Éxitos
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo