La mamá que quiero ser:
Renuncia a expectativas sobre el futuro de su hijo.
Es sonriente y relajada, aunque también acepta sus tristezas, miedos y enojos.
Al reconocer que está agotada se retira de la escena sin culpas y pide ayuda.
Sabe que se equivoca y que no lo sabe todo.
Aprende a escuchar con intención de respetar la opinión de su hijo.
Acepta la invitación de juego de su hijo como una oportunidad de relajarse.
Distingue con rapidez cuando su apego a un ideal causa daños en lugar de beneficios.
Es autodidacta a su propio ritmo.
Al mirar mi rol de mamá puedo observar como en ocasiones mis propias expectativas e ideales en lugar de sumar al estado de bienestar, conexión y compartir más armonioso, pueden lograr justo todo lo contrario.
Sincronizar con los ciclos cambiantes de un niño de menos de 3 años, mismos que pueden transformarse en cuestión de minutos o escasos días, sin duda invita a cualquier ser humano a observar como relacionarse con su propia necesidad de control.
Identificar cuál es la estrategia ganadora a la hora de lograr que tu hijo conozca y respete ciertos límites, y que además esto suceda en una forma que no implique continua lucha, me ha hecho pensar que necesito asistencia y ayuda especializada en ocasiones -y aunque no encuentro nada de malo en pedir ayuda, y solicitarla de un especialista- la realidad es que mi dificultad es percibida como tal sólo por el motivo de que cuando mi hijo no hace lo que quiero, entonces mi “ego” y su instintiva necesidad de control sufren.
Resolver el dilema de distinguir entre mi ego queriendo tener el control, y la mamá sabia en mí deseando educar en límites sanos a mi hijo, es algo posible cuando acepto que en todos los casos que mi hijo hace algo que me irrita en realidad no se trata de él, se trata de mí.
Esta postura ha resultado súper transformadora en la manera como observo lo que supuestamente supera mi paciencia con cualquiera de sus comportamientos, y tomo la inspiración de la especialista en maternidad/paternidad Dra. Shefalli Tsabary, quién habla en su libro “Concious Parenting/Ser padres conscientes”, de lo importante de reconocer nuestras propias heridas del pasado como los principales botones que suelen activarse cuando observamos algo que nos resulta inapropiado o inaceptable del comportamiento de nuestros hijos.
También reconozco que aplicarnos esta medicina no siempre es agradable y en ocasiones requiere gran valentía……al final del día: ¿Quién quiere reconocer que la falta de paciencia al ver a tu hijo tirar el plato de comida al piso, está relacionado con tus propias historias sobre cómo aprendiste a vivir y explorar la disciplina?
Si hay algo que en casi 3 años agradezco del acto de ser mamá, es que es de las experiencias que realmente me pone de rodillas para aprender a soltar, fluir, y reinventar mis propias ideas de lo que es correcto.
Cada día aspiro a elegir mejor, y lo haré.
Celebro a la madre que habita en todas las mujeres, tanto a las que tienen hijos y las que no lo tienen. Ser cuidadoras y nutridoras por naturaleza nos hace madres de muy diversas maneras.
Desde mi Poder y Magia a la tuya,
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo
1 Comment
Buenas noches!!
Soy madre de dos hermosas mujeres hoy día de 25 y 27 años las cuales eduqué con respeto, tolerancia y mucho amor. Para ellas más que una madre he sido una amiga y compañera de vida a la que pueden hablar abiertamente y con absoluta confianza, respetando los roles de cada una ; yo como madre, ellas como hijas. Para mi ser madre ha sido un camino lleno de experiencias y aprendizaje el cual he disfrutado riendo, llorando y amando en plenitud, mis hijas son importantes para mi pero más importante es su libertad dejarlas ser ellas mismas, que escojan el sendero que prefieran siempre bajo mi ojo visor para guiarlas en su momento oportuno.