“Llegada la hora pautada para entrar y preparar el salón para facilitar mi curso, no habían rastros de ser humano más que yo y el equipo de apoyo de la empresa que me contrataba. La cita era a las 7:00 a.m en la localidad de Salinas ubicada al sur de California, y la meta era iniciar el curso a las 8:00 a.m
Los primeros 10 min. de mi encuentro junto al equipo staff consistieron en disfrutar de la conversación para ponernos al día, mientras estirábamos nuestra tolerancia ante una situación que de entrada no lucía bien. A las 7:11am la pregunta es: ¿a quién llamamos?…..la respuesta fue poco alentadora, ya que el salón se encuentra dentro de un complejo deportivo y el área administrativa abría hasta las 9:00 a.m
El retraso de la persona pautada para abrirnos era evidente, a las 7:20 a.m, los dos primeros participantes llegaron, la película de estar corriendo para montar el salón como lo teníamos planeado empieza a convertirse en una trama de suspenso y acción.
Junto a los dos primeros asistentes (quienes llegaron bastante temprano), la señora contratada para proveer el desayuno está también lista, y se une a nuestra paciente espera por algún signo de humanidad más allá de nosotras. Son las 7:30 a.m, el salón sigue cerrado y la señora del catering ofrece su restaurant para iniciar el curso allí, en el escenario de que nadie llegue a abrirnos la puerta.
¿Carreras de último minuto? ¿frustración por que las cosas no suceden como esperas? Te tengo una noticia:
“El único que está libre de este tipo de experiencias es el que no se expone a ellas”
¿Te ha pasado que has invertido toneladas de energía en planeación para luego encontrarte con sorpresas?…..Bien, bienvenido al club…..¿Quieres saber como avanzó la historia?
El curso pautado para iniciar a las 8:00 a.m, inició a las 8:30 a.m…..¿Adivina donde?….en una esquinita del restaurant de Doña Hermelinda, quién junto a nosotros desmanteló mesas y reacomodó sillas para facilitar nuestro trabajo.
Para mi como facilitadora del curso, fueron momentos de debatirme entre la frustración de lo que sucedía y mi búsqueda por conectar con un estado emocional lo más neutral y relajado posible. Los pensamientos amigables que surgieron en mi cuando se asomó la idea de iniciar en otro lugar (restaurant), que tampoco estaba acondicionado con nuestros materiales fueron:
“Lo que ellos necesitan (participantes) y yo necesito, es que estemos presentes el uno para el otro”, transmitiré confianza y crearé el ambiente emocional apropiado, ese ambiente nace de mi como primer impulso y se construye con ellos…¡Hagámoslo!
En mi experiencia como Facilitadora (Trainer), sin duda había vivido desafíos cuando no sucede lo que estaba planeado, más esta experiencia patentó en mi corazón con un agradable sabor este principio que durante años he escuchado de mi mentor y maestro Adrián Cottín: “Yo soy mi mejor recurso”.
Ver lo fluido que resultó decidir un plan “B” junto al equipo, y manejar de manera relajada la incomodidad de los participantes por los retrasos y cambios, me hace ver que he cultivado en mi un músculo que me permite hacer “switch” cuando es necesario, además de hacer uso de pensamientos y diálogos que no sólo me aseguran un mayor bienestar en un momento confuso; también me permiten mirar más allá de mi, y reconocer el ¿para qué de lo que hago? y ¿quiénes más se beneficiarán?…..en definitiva recordar a quién sirvo.
Sobre ¿Cómo transformo los momentos de confusión antes y durante una sesión grupal o capacitación?, aquí algunas de las cosas que funcionan para mi:
Si mis reflexiones te son útiles, compártelas con tus conocidos. Recuerda: “Tú eres tu mejor recurso”
¿Te fueron útiles las reflexiones?
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Maru García Marín
Coach, Trainer y Mentor en Gestión Emocional y Liderazgo