En mi publicación anterior, describí algunos argumentos sobre lo que implica democratizar el significado de la palabra trauma. Si aún no lees la publicación previa… en corto te describo que trauma es toda experiencia que sin importar su visible nivel de daño, registramos internamente como una amenaza que lastimó nuestro sentido de seguridad y bienestar, y que en el presente limita de manera consciente o inconsciente nuestra libertad de acción.
¿Porqué es útil explorar traumas pasados?
Aunque nuestra lógica nos diga…. eso pasó hace mucho tiempo, o qué sentido tiene mirar algo que ya pasó, u otros argumentos que minimizan un incidente de alta intensidad emocional de nuestro pasado…. lo cierto es que en nuestra vida adulta tenemos comportamientos o reacciones que nos dominan casi sin poder influir en nosotros mismos, y en muchos casos estas respuestas reactivas están asociadas a una programación que se originó usando nuestro instinto de superviviencia para dar respuesta a un momento de desafío en etapas tempranas.
La pregunta guía para esta conversación es ¿cuántos de los comportamientos que no me agradan de mí misma me ha resultado una misión imposible cambiar?… a continuación una guía para explorar el origen de comportamientos en tú vida adulta que te roban libertad, y que pueden estar relacionados con un evento pasado de naturaleza traumática, o con eventos de alta intensidad emocional que dejaron huella.
¿Cómo re-programar?
1. Encontrar el hilo conductor. Explorar con valentía la relación entre un patrón de comportamiento presente y su posible vínculo con eventos de la infancia es el primer paso para re-programar. Ejemplo: Reconozco que tengo alta irritabilidad cuando no me siento escuchada.
2. Usar la emoción como guía. Conectar y hacer consciente la emoción o sensaciones desagradables y repetitivas en mi presente, puede ser una forma objetiva de viajar al pasado para preguntarnos: ¿dónde y cuándo sentí esto mismo?. Racionalizar y repetir en nuestra mente escenas y recuerdos suele ser tramposo y confuso por lo que usar las sensaciones o emociones como guía central para hacer esta exploración es una estrategia ganadora. Ejemplo: Conectar en mi momento presente con la intensa ira y ansiedad que me provoca no tener la atención que creo merecer, y recorrer una línea del tiempo al pasado para identificar episodios, momentos o experiencias en donde sentí algo parecido o exactamente lo mismo.
3. Darle a esa niña/niño lo que no tuvo. Viajar al pasado para recrear la vivencia y reconocer lo que le faltó o hubiese deseado tener esa niña/niño en esa determinada circunstancia, es una manera de iniciar la sanación y crear un terreno fértil para la re-programación. Nutrir al niño desde nuestro lugar de adultos libera tensión emocional y nos ayuda como adultos a hacernos más hábiles para satisfacer nuestras propias necesidades emocionales. Ejemplo: Un diálogo tipo que puedes tener con tú niño/niña interior una vez que reconoces el episodio o momento en el que se instaló el patrón de comportamiento puede ser…..“Se que fue desagradable y doloroso sentirte ignorada… ahora yo te veo… ¿qué necesitas?”. “Como niña hiciste lo mejor que podías dadas las circunstancias, no es tú responsabilidad lo que sucedió. Ahora yo como adulta hago un pacto contigo para que nos acompañemos y aprendamos a darnos a nosotras mismas lo que necesitamos”.
4. Elegir conscientemente lo que quiero creer sobre mí y sobre mi capacidad. Reconocer las emociones que provocó la circunstancia desafortunada (paso 2), y saciar en versión adulta las necesidades insatisfechas (paso 3), son los requisitos previos para elegir la creencia o valores que quiero honrar y respetar en mi vida con relación a sentirme no vista o escuchada, y la puesta en práctica de esto puede iniciar con la pregunta ¿Qué quiero creer sobre mí o sobre esta circunstancia que constantemente me desafía?. Ejemplo: “Mis ideas y perspectivas de la vida son valiosas y merezco ser escuchada y aceptada por lo que seré hábil para reconocer personas o circunstancias que resulten nocivas a mi nueva creencia enfocada en apreciarme y verme a mí misma como una persona que tiene mucho que aportar”.
Mi recomendación si este ejercicio despierta tú curiosidad es que lo realices en un momento y lugar en el que no serás interrumpido. Este ejercicio tiene el potencial de expandir tu auto-conocimiento para vivirte con más libertad emocional.
Me encantará saber que te provoca esta reflexión con tus comentarios aquí abajo, y que por favor la compartas con quien consideres puede serle útil.
Si deseas leer la publicación introductoria a este tema hazlo aquí.
Desde mi Poder y Magia a la tuya,
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo