En Junio del año 2016, con mucho entusiasmo dados mis progresos con hábitos alimenticios y mi fortalecimiento físico después de casi 1 año del parto de mi hijo, fui a mi lugar favorito en Berkeley (California), para retomar clases de Yoga. Mi sensación de realización por lo logrado en los meses previos (baje unos 10 kilos), me dio la voluntad de ir por más, y bueno, hasta aquí la historia es soñada.
La segunda parte de esta historia se completó apenas semanas atrás (Septiembre 2017), cuando finalmente fui a mi primer clase, es decir, me inscribí en Junio del 2016 y empecé en Septiembre del 2017.
Sé que al igual que yo, posiblemente te ha pasado que luego de hacer una elección que compromete el actual estatus de algunos de tus hábitos, aunque en un inicio sintamos la certeza de que es posible y mucha motivación, al pasar las horas, o los días la historia puede ser otra.
En mi caso la gran logística que requería para llegar al lugar y separarme de mi hijo y oficina, fue la forma más fácil de posponer mis deseos y mi plan…. OJO…. dije posponer no eliminar. Según sea tú interpretación de la decisión de renunciar o posponer el plan, de seguro el sólo acto filtrará pensamientos y emociones sobre ti mismo que puede darte poder, o por el contrario colocarte en un circulo vicioso que puede terminar con frases como “soy un fracaso”.
Bien, la forma como yo lo resolví fue tomando conciencia pocos días después de haberme registrado, de la cantidad de energía que me tomaba tan sólo llegar al lugar, y cuando realmente contrasté esto con otras también valiosas necesidades que tenía, simplemente decidí: “La clase esperará hasta que esté lista”.
Aunque no fue una decisión que se sintió agradable era mucho más ligero convivir con esta decisión que batallar con mi actual estilo de vida para materializar el bonito sueño en mi cabeza.
La anterior frase la escuché de Arianna Huffington en una conferencia facilitada en el Congreso ATD en el año 2014 en Washington, y la encontré genial, aquí el porqué:
La mejor forma de completar algunos proyectos es aceptando que no es el momento para completarlos, o que tal vez nunca será el momento porque hay otras cosas más importantes y más valiosas en nuestro plato.
Lo siento si este mensaje no resulta la clásica receta de motivación, pero te puedo decir que traer esta habilidad de analizar nuestros deseos, y elecciones para hacerlos realidad puede liberarnos de gastar energía preciosa en reproches y autocríticas innecesarias.
Y por lo que respecta a mi cuerpo, diseñé una forma creativa para moverlo, lo que era el objetivo principal de mi decisión de registro en la clase de yoga. Ejercicios en casa (algunas veces es aburrido si…), en la comodidad de mi garaje, y cumpliendo con la meta de activarme sin perder horas en el tráfico, lo que me da una sensación de productividad inmediata y ayuda a provocar emociones que influyen positivamente en la claridad de mis pensamientos.
¿Te ha pasado que te comprometiste con algo y luego simplemente desapareciste?
¿Cómo te hizo sentir el desaparecer del proyecto o compromiso previamente adquirido?
Si esta lectura resuena contigo, cuéntame cómo manejaste los sentimientos de frustración o tal vez de libertad y expansión por haber renunciado a un proyecto casi antes de empezar.
No olvides compartir este mensaje con quien consideres puede serle útil, y dejarme tus comentarios.
¡Éxitos!
Maru García Marín
Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo