La inspiración correcta.
El arte e imagenes correcto.
Con el ambiente perfecto.
Con las emociones ideales.
Con la abundancia de horas necesarias.
Toda la lista anterior (aunque un poquito exagerada), estuvo guiando casi silenciosamente mi elección de posponer y posponer mi determinación de crear un vision board que representara parte de mis ambiciones de este 2018.
Por aquello de que una imagen dice más que mil palabras, los vision board son muy populares a la hora de concentrar en una forma gráfica nuestros deseos.
Navegar en el mar de opciones para crear algo nuevo es siempre un desafío para mi, dada mi tendencia natural a explorar numerosas opciones e incluso inventar las que no existen, para luego encontrarme ante la penosa tarea de elegir.
Por alguna razón, los primeros pasos en recolectar imagenes de revistas en ratos libres, no estaba resultando tan estimulante, y mientras lo hacía había una voz interna diciendo: estas imágenes no son suficientemente inspiradoras, esto no es lo que quiero……. y en ese proceso me pasé unos casi 4 meses, hasta que semanas atrás dije “hoy será el día”, y en medio de mi hijo corriendo a un lado un domingo en el centro de la sala de mi casa, lo que lucía imposible sucedió.
Compartir esta experiencia es vital por lo revelador que me resultó descubrirme poniendo demasiadas condiciones para que algo relativamente sencillo que quería sucediera.
Aunque me considero perfeccionista recuperada, por lo general hay escenas y situaciones de nuestra vida en donde se puede filtrar de la forma menos esperada esa parte nuestra que “aunque hemos trabajado mucho”, encuentra su forma de reaparecer.
Al igual que me pasó a mí con el vision board, sé que para ti pueden haber ciertas tareas o proyectos que se convierten en ese evento soñado que quedará completado cuando suceda “X” o “Z”……y la realidad es que el sólo hecho de suspender nuestras expectativas sobre el resultado, o la imagen preconcebida que tenemos de el, de seguro hace que el primer paso (en ocasiones el más difícil) sea más fácil.
¿Tienes algún proyecto o actividad en tu vida que está esperando tu atención?
Algo de cambiar en tu casa.
En tu oficina.
En tu cuarto.
Una práctica (rutina matutina o nocturna).
Una llamada a un amigo, proveedor, maestro.
El sillón esperando a disfrutar de tomar el café despacio.
Si tú eres en algo parecida a mi, ambiciosa, líder de tu vida, y curiosa de aprender nuevas cosas sobre ti misma, sospecho que tus deseos son grandes, y si bien corresponde elegir en qué enfocarnos (el tiempo es limitado), también corresponde evaluar los requisitos o condiciones que nos auto-imponemos para dar el primer paso en eso que queremos.
Acercarnos a nuestros deseos no tiene que ser un maratón que corremos a ritmo de sprint, y sólo depende de nosotras descubrir cuál es el ritmo que ofrece más sentido y armonía en este momento de tú vida que eliges acercarte a ese deseo o meta.
Cuéntame….¿En qué situaciones o proyectos de tu vida sería conveniente aplicar esta máxima de “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”?
¿Disfrutaste esta lectura?….riega la voz compartiéndola, y déjame tus comentarios aquí abajo, disfruto mucho cuando me das tú feedback.
Desde mi poder y magia a la tuya,
Maru García Marín
PD: Dado que lo perfecto es enemigo de lo bueno…. la construcción de mi vision board continúa. En la imagen una parte de lo ya realizado.