Hacer más con menos esfuerzo es mi mantra predilecto, y cuando se trata de llevarlo a la práctica no siempre me es sencillo, más mantener este principio en mi horizonte me guía a elegir cada vez mejor.
La conciencia y evaluación de la energía que cada elección me requiere es algo en lo que soy muy intencional, y en lo que estoy evolucionando constantemente…. Ya sabes el dicho “Haz tus planes y haz reír a dios”.
Ser una persona disciplinada desde adolescente dado mi antecedente como triatlonista y tendencias perfeccionistas, son cualidades que pueden estropear la fiesta cuando se trata de vivir la simplicidad de las cosas y experimentar gozo en la vida cotidiana, en lugar de experimentarlo como resultado de un arduo trabajo, o una vez que haya alcanzado una meta.
Arrojarme a mis objetivos por las razones adecuadas, pero más especialmente usando los recursos adecuados (niveles de energía y foco), forma parte de los principios que dan soporte a mi liderazgo personal, y a las nuevas bases que estoy construyendo para expandir mi entendimiento de lo que es vivir una vida con significado y propósito.
Inspirada en este proceso de reingeniería mental y física en el que me encuentro, descubrí con fascinación este fragmento extraído del nuevo libro de Chip Conley: “Aprendiendo a amar la mitad de tu vida”.
“El costo de algo tiene que ver con la cantidad de energía (vida) que es requerida para alcanzarlo, ya sea que queremos resultados inmediatos (invertir toneladas de energía a la vez), o resultados de largo plazo (dosificar nuestras energías)”.
Hay metas que en este momento de vida me atraen, sin embargo, el modo de “darlo todo y esforzarme” para obtenerlo no es compatible con mi necesidad de ir despacio e incluso de parar. Según la propuesta de Chip Conley, esta es justo una característica notoria en las personas que se encuentran en lo que podría considerarse la mitad de la vida.
¿Estoy en la mitad de mi vida?
Sí, definitivamente.
Quiero vivir una vida larga y saludable, y cada estación trae lo suyo… nuevos propósitos, nuevos desafíos, nuevos sueños.
Mi aprendizaje y condicionamiento, me ha hecho vivir (principalmente), como parte del equipo “toneladas de energía”, y honestamente desde hace mucho comprobé que este principio no es lo ideal, especialmente cuando tus intereses se diversifican, tus roles se amplían, y tu energía se hace algo más escasa.
Dosificar mi energía es uno de los principios que busco poner en práctica cada vez más a la hora de crear productos, servir a mis clientes o incluso planear unas vacaciones.
Vivir en modo “sobre-hacer” y “sobre-exigirnos”, es un patrón que busca saciar un sentimiento de autovaloración y enfoque a resultados, que puede esconder otras carencias, más allá de toda la estamina liberada por la fuerza de sentirte productivo y en movimiento.
Partiendo de la filosofía de “dosificar energías”, estas son las recomendaciones que estoy explorando conmigo misma y que te invito a evaluar para ti:
Desde mi Poder y Magia a la tuya,
Maru García Marín
Psicólogo, Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo