Al hablar de liderazgo con esencia femenina, es preciso usar los términos femenino y masculino, sin embargo, esto tiene el potencial de despertar inquietudes dada la delgada y subjetiva línea que los define, y al hacerlo de alguna manera corremos el riesgo de fortalecer estereotipos que son justo los que deseamos erradicar.
Hace unos meses cuando me encontraba facilitando mi diplomado en Liderazgo Femenino con una importante empresa y un grupo numeroso de mujeres líderes, una de ellas expresó auténticamente su rechazo al modelo de productividad femenina que mi programa enseña.
Este modelo se enfoca en ofrecer fórmulas para re-enfocar nuestra productividad como mujeres, basado en nuestra naturaleza cíclica femenina, y cómo tomar decisiones para lograr más con menos esfuerzos.
Si bien la promesa y ambición de “lograr más con menos esfuerzo” no responde a un género exclusivamente, en el caso de nosotras las mujeres involucrar la auto-conciencia y educación en torno a cómo opera nuestra biología en el proceso de toma de decisiones es vital, por lo que despertar la curiosidad y apetito en mujeres líderes exitosas cuyos logros han sido a costa de excesivo uso de cualidades masculinas no es una conversación sencilla y es una que me encanta provocar.
“He luchado mucho para ganar la autoridad y respeto que tengo ahora, someter mi productividad o toma de decisiones a mis ciclos naturales femeninos es un retroceso en todas nuestras conquistas”, comentó la participante cuando explorábamos uno de los módulos del diplomado.
Si bien su afirmación tenía todo el sentido, también es cierto que como mujeres nos hemos adoctrinado a lucir y actuar principalmente usando cualidades analíticas y lógico-racionales, como medios para garantizar aprobación y encajar con un sistema que pide justo eso (tanto a hombres como a mujeres), pero que en el caso de las mujeres se convierte en una espiral que va en detrimento del uso libre y saludable de cualidades que tenemos más a flor de piel como nuestra sensibilidad, intuición y creatividad.
Mi invitación con el modelo de liderazgo de esencia femenina, es que como mujeres expandamos nuestras fronteras acerca de las fórmulas que juzgamos más confiables cuando de lograr nuestras ambiciones se trata.
Necesitamos ir más allá del entendimiento convencional de disciplina, preparación y esfuerzo en el que juzgamos que nuestros ciclos de recuperación y niveles de energía responden a la fórmula “cada 24 horas”, como es de hecho más natural para los hombres, y en su lugar reconocer que nuestros ciclos de energía se mueven en episodios de 28 a 30 días dados los cambios constantes en nuestro ambiente hormonal.
La maquinita que nos lleva y trae (nuestro cuerpo), opera diferente al cuerpo del género masculino, y más allá de reforzar narrativas que nos coloquen en desventaja por nuestra biología, esta conversación se trata de movernos hacia nuestras ambiciones, más plenas, más amorosas con nosotras mismas, más enteras.
Lo difícil de esta conversación es romper con el tabú en torno a nuestros ciclos femeninos y usarlos como una estrategia valiosa a la hora de planificar, vender, evaluar progresos, innovar, o tener conversaciones difíciles.
En síntesis, esta invitación se centra en lograr un único y principal resultado:
“Ser exitosas en el logro de nuestras ambiciones usando con confianza nuestras cualidades femeninas”.
Si esta conversación te resulta atractiva y quieres conocer más, escríbeme con tus preguntas a coach@marugarcia.com, me encantará leerte y responderte.
Compárteme tus reflexiones aquí abajo en la sección de comentarios.
Maru García Marín
Psicólogo, Coach y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo
PD1: Si eres hombres y leíste toda la publicación, te felicito, ya que aunque el foco de atención son las mujeres, ejercer un liderazgo en balance de cualidades femeninas y masculinas es un llamado a todo ser humano que quiere formar parte de una cultura de liderazgo más efectiva y alineada a nuestra humanidad.
PD2: Explora mis programas de coaching 1:1.