Pide la Ayuda que Necesitas

Durante mi pasada a un congreso para mamás embarazadas en Berkeley, de todo lo escuchado me encantó como una y otra vez, diferentes especialistas médicos y dulas (especialista no médico que apoya a la mujer embarazada), insistían sobre la importancia de que la mujer retome más confianza en su cuerpo y en lo que es  capaz de hacer o no cuando se trata de maternidad, especialmente antes y durante el proceso de ponerse en manos de cualquier especialista.

Siendo que Berkeley es una de las cunas del Hippismo,  la invitación a madres para tener partos naturales y reconocer que en la época de nuestras abuelas muchas mamás tenían sus bebes en casa, fue parte del enfoque, sumado a  cuestionamientos sobre el excesivo énfasis a la asistencia médica convencional como medio para sentirnos más seguras durante un embarazo.  Algunas preguntas que disparan la reflexión son:

¿Porqué la taza de nacimientos por cesárea sigue creciendo?

¿Acaso el cuerpo de la mujer cambió?

¿Acaso la mujer es ahora  menos capaz que en los tiempos de las abuelas?

¿Está pidiendo la mujer la ayuda que necesita?

¿Está subestimando su propia capacidad?

Conectar con personas que tienen asumida esta perspectiva de respetar la “natural naturaleza del cuerpo y su sabiduría”,  me lleva a pensar en el proceso de dar y recibir ayuda a través del coaching. En el proceso de Dar y Recibir apoyo de un Coach, tanto quién recibe coaching como quién lo provee celebran una alianza para:

  1. Aprender a escucharnos mejor en nuestra propia sabiduría.
  2. Tomar decisiones oportunas.
  3. Arriesgarnos por lo que queremos.
  4. Aprender a tratarnos más amablemente y descubrir como funciona nuestra propia motivación.
  5. Pero por sobre todo………sentirnos merecedores de lo grande, pues en nuestro interior nos habita la grandeza. 

En contraste con lo anterior, las características del momento del mundo que vivimos aún sigue recargando gran foco de atención a que el valor del ser humano se sostiene en la cantidad de logros externos y capacidad de mantener nuestras vidas en control todo el tiempo…..por lo que sin a veces darnos cuenta, nuestro inventario final del día termina cargado de juicios sobre nuestro desempeño altamente influido por modelos que no nos representan.

Al igual que la mujer embarazada que empieza a notar cambios en su cuerpo, en sus emociones, en sus expectativas y proyectos futuros…..quienes han asumido su liderazgo personal para pedir la ayuda que necesitan, por lo general suelen vivir un desajuste en sus vidas similar…….saben que hay algo que está cambiando, algo que les falta……y saben que sus vidas están en un proceso que “aunque no es claro”, puede no tener vuelta atrás.

Pedir la ayuda que necesitamos, no es fácil para muchos
Pedir ayuda significa sentirnos vulnerables y reconocer nuestra sensibilidad natural para  navegar el territorio de las emociones sumado muchas veces a un estado mental con ausencia de certezas.

Todos quienes hemos pedido ayuda profesional,  hemos estado en riesgo de que la fe y entrega excesiva depositada a ese recurso de ayuda (médico, coach, terapéuta, consejero, etc.), debilite nuestra autoconfianza y nuestra propia voz, algo que sucede cuando entregamos por completo nuestro poder a ese recurso de ayuda ¿Te ha pasado?

Confiar a ciegas en un asesor, coach o consejero, no es lo que te hará sacar el máximo beneficio de un coach ni de la labor de ningún profesional especialista en el desarrollo y salud humana. Por el contrario, la misión de ese profesional y en este caso de un Coach, es facilitarte la posibilidad de crear más opciones para ti y reflexiones que te den más claridad y confianza para la toma de decisiones.

Aprender a confiar en ti y en tu propia sabiduría debe ser el fin último cuando recibimos ayuda. La experiencia de otros contribuye a entretejer nuestra propia experiencia. Crear claridad cuando no podemos ver nuestros puntos ciegos, o cuando sin entenderlo tropezamos con la misma piedra favoreciendo experiencias desafortunadas…… es uno de los motivos que usualmente nos invitan a buscar ayuda.

¿Curioso de que puedes obtener de un proceso de coaching?…..escríbeme a coach@marugarcia.com y cuéntame un poco lo que deseas, sea que estés en un momento de alta tensión o con curiosidad de explorar eso que te está pasando….. serás bienvenido.

¡Éxitos!

Maru García Marín

Coach, Mentor y Trainer en Gestión Emocional y Liderazgo

4 Comments


Melissa Cottin
1 agosto, 2016 at 12:50 pm
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Estoy de acuerdo y observo como la comodidad de muchas mujeres, las llevan a evitar no sólo su dolor “no quiero sentir dolor………??? que va más allá de lo físico. También el dolor natural de sus hijos, al golpearse, caerse, tropezarse y dicen: “no lo quiero escuchar llorar”…….???? no existe la burbuja que garantice que nada les sucederá.. experimentar con sus consecuencias es parte del aprendizaje..
En mi caso, mi experiencia hasta ahora ha sido la de Super Mujer, me ha tocado realizar, resolver, decidir, tomar acción como la que todo lo puede, me cuesta mucho pedir ayuda..También lo estoy aprendiendo, lo logro algunas veces, otras no tanto..
Estoy practicando: “el que pide ayuda vive la vida del que pide ayuda, el que no pide ayuda vive la vida del que no pide ayuda”….
Segura de que alcanzaré la meta de pedir ayuda


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    Maru García
    2 agosto, 2016 at 10:53 am
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    ¡Bienvenida al club mi estimada!, lee por favor los comentarios que hice a las reflexiones de Omar Landaeta. ¡Abrazos!

Omar Landaeta
2 agosto, 2016 at 5:54 am
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En la medida en que leo cada uno de tus artículos, me doy cuenta que unos han sido mucho más útiles que otros, aun y cuando todos me han gustado mucho.
El hecho de pedir ayuda, para mí, implica un claro reconocimiento de que hay algo que no puedo hacer/llevar a cabo solo y eso no me molesta. Al contrario, tal y como lo planteas aquí, ese compartir de conocimientos y experiencias, es lo que más me gusta porque siento que termino muy nutrido de parte de la persona con quien inter actúo.
La metáfora que estableces la veo bastante clara, sobre todo si recuerdo todo el proceso de embarazo de mi esposa y nuestros dos hijos. Evidentemente, hubo cambios que no viví en carne propia pero si viví varios como testigo presencial de primera mano.
Muchas veces preferimos seguir la corriente de lo actual y no detenernos a pensar ¿cómo lo lograron otras personas en otros tiempos? (haciendo referencia al parto y la cesárea)
Yo aplico esa analogía con la crianza de nuestros hijos. Por ejemplo, ¿cómo fue que mis padres criaron a 6 hijos y todos salimos adelante y hoy en día, algunas familias tienen solo un hijo y no pueden criarlo sino malcriarlo?
No quiero caer en juicios de valor, pero siento que la mayoría de las veces sucede que nos volvemos complacientes y no solicitamos la ayuda que necesitamos y, peor aun, sabemos que la necesitamos.
Lo cierto es que es de mucha utilidad esta lectura, y me recuerda una frase poderosa de nuestro amigo común Adrian Cottin: “el que pide ayuda, vive la vida del que pide ayuda. El que no pide ayuda, vive la vida del que no pide ayuda”

¡Qué tengas excelente día!

Un abrazo grande.


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    Maru García
    2 agosto, 2016 at 10:52 am
    Reply

    Me alegra que mis reflexiones refuercen en ti, ésta capacidad que tienes de pedir ayuda. Para mi es un tema en el que estoy en continuo aprendizaje, ya que me mueven los grandes desafíos y suelo quererme comer el pastel sola en algunas ocasiones….Lo que usualmente marcará la diferencia es la conciencia que tenemos de nuestras tendencias…….por personalidad, gustos o aprendizaje social, ya que una vez que notamos que tomamos el camino inadecuado, es sólo cuestión de re-enfocar. ¡Continuemos!
    PD: Si la frase de nuestro estimado Adrián es muy poderosa.

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